8 de noviembre de 2007
Elisa Carrió me recibe en su departamento. Tomamos un café y hablamos de cuando nos conocimos en la Constituyente de 1994. Asegura que sigue pensando lo mismo. Se expresa con la seguridad intelectual de siempre, pero ahora, además, está contenta porque está construyendo una gran fuerza social.
-¿Qué evaluación hace de las elecciones?
-En primer lugar, estoy muy contenta por la construcción política. Asumí tantos riesgos al proponerme construir los nuevos paradigmas de mujeres, de jóvenes, de coaliciones cívicas… Hice tantas renuncias, tantos juegos de riesgo como dejar un partido para armar algo más grande… Esta construcción política que efectivamente expresa a amplios sectores de la sociedad argentina -son más de cinco millones de personas, sacando el robo de votos- significa la expresión de otro sistema político. Ése fue mi objetivo, y en ese sentido estoy moderadamente satisfecha.
-¿Y de aquí en más?-Me planteo, obviamente, ser líder opositora, pero estoy pensando, de aquí en más, cómo vamos a gobernar el país en los próximos dos y cuatro años. -¿Cómo es eso?-Me importa reflexionar sobre cómo construir las gobernaciones, las intendencias. El parlamento va a hacer la oposición concreta al gobierno. Yo ya no soy más la fiscal de la Nación, en todo caso, soy constructora estratégica de lo que creo que ya se preanuncia la Argentina futura. -¿Piensa constituir algo así como un gabinete en las sombras, al estilo inglés?-En estos días ya se lanzó algo parecido. Se habló de establecer una coalición política con las otras fuerzas opositoras, concretamente se lanzó la mesa nacional de la Coalición Cívica. La idea, como le decía, es establecer un acuerdo con las otras fuerzas opositoras de modo tal que podamos actuar en conjunto sin perder la identidad. Personalmente, lanzaré en diciembre un movimiento que integra la Coalición Cívica, pero que es absolutamente social, y que se llama Mujeres, Jóvenes y Hombres por la no Violencia y la Paz. Allí vamos a trabajar todo el tema de la no violencia en la seguridad, en el desarme. Creo que el gran tema que debemos resolver y, que Cristina no lo va hacer, es el de la violencia: la violencia de la palabra, la violencia institucional, la violencia en la distribución del ingreso.
Cristina
-¿Por qué no la saludó a la presidenta electa? ¿Por qué no la llamó aunque más no fuera por teléfono para felicitarla? ¿No cree que ésa es una norma elemental de convivencia política?
-Esto sería así cuando alguien se relaciona en esos términos. Si Cristina no se relacionó con nadie en los últimos años, es un problema que deberá resolver. Cuando lo resuelva, seguramente, la gente la va a llamar. De todas maneras, nosotros reconocimos la victoria, pero muy en serio. Reconocimos la victoria del oficialismo, pero no podía llamar a quienes habían sido artífices de un saqueo generalizado en las elecciones.
-¿Y por qué aceptaron el resultado?-No impugnamos las elecciones para garantizar la paz social. El escándalo del saqueo permanente de boletas ordenado por el Frente para la Victoria en la provincia de Buenos Aires solamente para asegurar que no hubiera ballottage, fue una vergüenza. Éstas no son reglas políticas transparentes y yo como líder de la oposición no las voy a tolerar. Nosotros no podemos seguir votando en la Argentina con el manipuleo demencial de sacarte cinco puntos en la provincia de Buenos Aires, de llevarte al voto en blanco. Los votos se ganan en la calle, no manipulando. -¿Sigue considerando que estamos ante un gobierno fascista?-Creo que hay que darle una nueva oportunidad a la señora presidenta. -¿Tiene dos pisos el sillón de Rivadavia?-A los problemas de la inflación, de la violencia, de la bicefalia, los tienen que resolver ellos. El problema de lo que van a hacer con los vastos sectores de clase media y alta que no quieren una Argentina corrupta, injusta, que quieren para sus hijos un país ético y republicano con distribución del ingreso, lo tienen que resolver ellos. -¿Cree que lo van a resolver?-La primera lectura es que no. La primera lectura es el enfrentamiento de Fernández con la sociedad de Buenos Aires.
Ubicación
-¿No cree que la Coalición Cívica expresa al electorado conservador y de derecha?
-Si nosotros somos de derecha, Scioli y Quindimil serían de izquierda. Éste es un juego dialéctico del oficialismo. Candidata a presidenta de la Coalición soy yo, que provengo de un partido que jamás se ubicó en la derecha; candidato a vicepresidente es Giustiniani, presidente del Partido Socialista.
-¿Qué se confrontó en estas elecciones?-Decencia contra indecencia; república contra autoritarismo; clientelismo contra distribución del ingreso. Yo no me corrí a la derecha. Nosotros seguimos siendo decentes, seguimos creyendo en la república y seguimos creyendo en la distribución del ingreso. -La designación de Alfonso Prat Gay como economista de la Coalición fue el principal argumento para afirmar que se habían corrido a la derecha.-No es así. Prat Gay es heterodoxo, es neokeynesiano, cree en la distribución del ingreso. Todos sus discursos ante los empresarios giran alrededor de la idea de sacar a los pobres de la pobreza. El problema es que es lindo y de clase alta. Te darás cuenta de que ésta no es una caracterización. En la Coalición Cívica no hay prejuicios de clase. En nuestra fuerza política, están desde Flores, que es piquetero y organizó una cooperativa y se negó al clientelismo; la clase media y hasta hay gente de clase alta. -¿No cree que hay demasiadas clases medias?-Nosotros creemos que las clases medias y las clases altas tenemos el deber moral de rescatar a nuestros hermanos pobres y ponerlos en las clases medias. Nosotros no somos los conservadores, los conservadores son ellos que pretenden mantener a los pobres en la pobreza a través de los planes Trabajar. Nosotros los queremos sacar de allí con el ingreso ciudadano a la niñez, con el ingreso ciudadano a la vejez, con la revolución educativa, con la salud para todos. -¿Ustedes entonces se definirían como progresistas?-Somos progresistas en el sentido de progreso que tenían los movimientos emancipatorios del siglo XIX. -¿Cómo se lucha a favor de los pobres desde las clases medias?-Nuestra estrategia es muy clara. ¿Vamos a ir a las villas a exponer a la gente a una lucha o vamos a convencer a las clases medias y altas de que esa lucha hay que darla? La batalla está bien encarada. Las grandes clases medias han entendido que o estamos todos juntos en la ética, la república y la justicia social o no hay país. -¿La Coalición Cívica expresaría los valores de la UCR?-Claro que los expresa, pero con equipos económicos, con Frondizi, con justicia social y con Evita. -El peronismo dice que usted es la candidata de los gorilas.-La verdad es que nunca fui gorila, hasta estuve casada con un peronista (risa). En la Coalición hay peronistas. Yo amo a Evita, sé lo que siente un peronista por Evita y sé que la mayor trampa que vive un peronista es la de los que en nombre de Evita los dominan y los dejan en la pobreza. Gorila no soy, no lo voy a ser jamás y la Argentina que viene es para todos: radicales, peronistas, socialistas. -¿Su condición de católica de misa diaria influye en la política?-Cuando uno cree en Dios, no cree en Dios en la casa y cuando sale a la calle deja de creer. Yo creo en Dios en los dos lados; un agnóstico que no cree en Dios hace lo mismo. A partir de allí, considero que quienes creemos debemos dar testimonio público de las cosas en que creemos. -¿La Iglesia debe estar separada del Estado?-Por supuesto. Soy la única que siendo creyente no juro por los Santos Evangelios. Yo me defino como creyente, cristiana de comunión diaria y anticlerical.
Rogelio Alaniz