¿La ruta o la gruta K?

Marcial le dice a José que le sorprende que comparta la mesa de siempre. José le responde molesto que no entiende lo que quiere decirle.

—Pensé que estabas en Santa Cruz organizando la resistencia para impedir que la Justicia gorila persiga al compañero Báez y a la compañera Cristina.

—Como chiste me parece malo -responde José- y como dato real mentiroso.

—¿Acaso son mentiras los allanamientos a las estancias? ¿Acaso son mentiras el medio millón de hectáreas que compró tu compañero en nombre de la patria soberana y la justicia social? -pregunta Abel.

—No son mentiras, pero son verdades relativas que la prensa gorila sobredimensiona.

—Acá lo único sobredimensionado es la fortuna de este señor -digo- y sobre esa plata señalo dos cosas: no se hace trabajando y no se hace sin un padrino y una madrina política.

—Ustedes hablan y hablan, pero hasta ahora no se encontró nada -se defiende José.

—¿Te parece que no se encontró nada? -pregunta algo escandalizado Abel- ¿Te parece que no se encontró nada? Medio millón de hectáreas, novecientos autos. No sé qué es para vos no encontrar nada.

—Lo que yo no termino de entender es por qué tipos decentes como vos, José, bancan a esta manga de ladrones.

—Yo no los banco, que la Justicia los investigue, pero no creo en la Justicia gorila y mucho menos en las cortinas de humo que se levantan en nombre de la corrupción para disimular los planes económicos hambreadores.

—Otra vez -suspira Marcial.

—¿Otra vez qué?

—Otra vez con la sanata de la cortina de humo; robaron a cuatro manos; robaron corrompieron, estafaron la confianza pública y para ustedes todo eso es una cortina de humo. Y con lo de la Justicia gorila es lo mismo. Cuando el fiscal Delgado lo cita a Macri la Justicia es popular, pero si los investiga a ustedes se transforma en gorila.

—A mí lo que me importa fundamentalmente son los despidos, lo sueldos que no alcanzan, los precios que suben todos los días. Eso es lo que me importa -enfatiza José.

—¿Y vos creés que a mí no me importa eso? -pregunta Abel- pero te advierto José que la pobreza no empezó en diciembre, la recesión económica, la inflación, los desocupados y la indigencia no empezaron en diciembre. El país hace cuatro años que no crece… ¿Macri tiene la culpa?

—El país estaba bien o regular, pero ustedes están agravando lo malo y suprimiendo lo bueno.

—Esa es una linda frase para excitarse en un acto de la Cámpora -observa Marcial- pero no es cierto o, en todo caso, es una verdad a medias, que es siempre la mejor manera de decir una mentira.

—Yo lo que te pregunto José -interrumpe Abel- es si a vos te parece que el señor Lázaro Báez pudo haber hecho esa enorme fortuna sin el aval de los Kirchner.

—No está probado.

—Ésa es la respuesta de un abogado leguleyo, pero no debería ser la respuesta de un militante peronista de la resistencia como te definís vos.

—La corrupción fue siempre el caballito de batalla de los gorilas para atacar a los gobiernos populares.

—Lo que sucede es que esos gobiernos son cada vez menos populares y cada vez más ladrones -digo-, lo de los Kirchner es realmente escandaloso. Han robado a cuatro manos, donde se toca salta mugre. El video exhibiendo cómo cuentan millones de dólares en La Rosadita y el otro en el que se ve a los militantes de Milagro Sala sacando del banco la plata en bolsos, es la imagen que mejor simboliza la gestión de tu gobierno nacional y popular.

—Para no irnos tan lejos -aporta Abel- detengámonos en Milagro Sala que siempre se las arregla para ser noticia. Según la diputada Mabel, que alguna vez fue algo así como su mano derecha, otra vez enormes bolsones de plata trasladados para financiar campañas electorales o aumentar la riqueza de los militantes nacionales y populares. ¿También eso es una cortina de humo? Ustedes son admirables. Roban, roban y roban y cuando los agarran con las manos en la masa dicen que son maniobras para distraer a la gente. ¿Nunca se les ocurrió que mucho mejor sería no robar?

—Repito. Quiero pruebas.

—¿Te parecen pocas las que hay? -pregunto- a mí me extraña que un militante político como vos responda como un abogado sacapresos leguleyo. ¿Qué más pruebas quieren? Báez no era un conocido de los Kirchner, era un miembro de la mesa chica. La última noche de Kirchner el señor Lázaro cenó con él y Cristina. ¿No te parece sugestivo? ¿Vos creés que esas cifras multimillonarias se pueden hacer sin respaldo político?

—Lo que yo sé -responde José- es que la compañera Cristina estaba enojada con Báez.

—Una pelea por el botín -interviene Marcial- en eso termina el famoso relato nacional y popular: en una mísera y sórdida pelea entre truhanes por el botín.

—Eso es lo que vos pensás.

—Por supuesto, es lo que pienso.

—Yo insisto -reitera José- arreglen el tema de la corrupción, pero ése no es el tema fundamental que nos preocupa a los argentinos. Yo, por ejemplo, quiero saber qué va a pasar con los despidos, quiero saber si van a proteger a los trabajadores que en el futuro corren el riesgo de quedar en la calle. Eso es preocuparse por la justicia social y no andar batiendo parche por los ladrones de gallinas.

—Báez, López y sus amiguitos son algo más que ladrones de gallinas -observo- si en el hampa hubiese una tabla calificatoria, estos muchachos estarían entre los mejores calificados.

—Sería la primera vez que obtienen buenas notas en algo -comenta Marcial sonriendo.

—Yo en particular -dice Abel- sería prudente, por ejemplo, con el tema de la doble indemnización. Ese recurso ya se probó en la Argentina y los resultados fueron pésimos.

—Yo no tengo la misma información.

—Insisto -reitera Abel- creo que lo que se debe discutir a fondo es cómo reactivamos la economía y nos aseguramos empleos genuinos en un mundo donde cada vez es más complicado asegurar empleos para toda la vida.

—Lo cierto -suspira José- es que este gobierno parece ser muy moralista, muy ético, pero cada vez hay más pobres y las únicas medidas importantes que se toman son a favor de los ricos.

—A ese panfleto andá a repartirlo entre tu gente que se alimenta de esas simplezas -exclama Abel- éste será un gobierno de ricos pero no sé si gobierna para los ricos, de lo que sí estoy seguro es que el de los K no fue un gobierno de millonarios al principio, porque después sus principales jefes se hicieron multimillonarios.

—No comparto -concluye José.

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