—Es el colmo -se queja José- estamos peor que en el 55; ahora los gorilas se la agarran con Florencia, una pobre chica que no tiene nada que ver, pero el odio gorila no tiene límites.
—Claro… -responde Marcial con un suspiro-, nosotros odiamos, ustedes en cambio son unas tiernas palomitas.
Abel que acaba de llegar al bar, toma su café en silencio y escucha. Yo no puedo con mi genio e intervengo:
—No sé qué pasa con Florencia, lo que sé es que ella como su hermano pertenecen al club de los “ni, ni, ni” lo cual es de por sí un sello de distinción.
—¿Por qué “ni, ni, ni”? -pregunta Abel que siempre suele entrar por el aro con preguntas como éstas.
—Porque ni estudian, ni trabajan y, además, no piensan hacerlo.
—Te recuerdo que alguna vez dijiste que los hijos no son responsables de los zafarranchos de los padres.
—Claro que lo dije y lo sostengo; lo que sucede es que en este caso los hijos sí son responsables, porque han participado de los negocios, encubren, se benefician…
—A lo que agrego -observa Marcial- que los encantadores retoños de Néstor y Cristina, como los tiernos niños de Báez, son mayores de edad, es decir responsables de sus actos como cualquier hijo de buena vecina; el detalle es importante porque el amigo José presenta el caso como si las imputaciones fueran contras niños de pecho, cuando en realidad estamos ante personas que sabían lo que estaban haciendo, personas que no le hacían asco a beneficiarse con los negociados de sus papitos…
—Lo que pregunto -interviene Abel- es cuándo va a haber un preso en serio.
—Bueno Abel -respondo- están presos Báez, Jaime, López…
—Está bien, pero acá los que deben ir en cana son Aníbal Fernández y, sobre todo, Ella, ¿o alguien tiene alguna duda de que Ella es la jefa de la banda?
—Te recuerdo que en el derecho los delitos deben probarse.
—Me parece encantador oírte recordar los preceptos de lo que ustedes califican de liberalismo, me conmueve hasta las lágrimas oír a los seguidores de quien no tuvo empacho en proclamar desde la más alta investidura del poder que al enemigo ni justicia, o que cinco por uno no va a quedar ninguno, o que el mejor enemigo es el enemigo muerto… realmente estoy conmovido…
—Ustedes no se hagan los distraídos -refuta José- proscribieron, fusilaron, discriminaron y, además, en el camino, hipotecaron la Nación, entregaron la soberanía nacional, hambrearon al pueblo.
—¿Querés un fondo de violines o de tambores, para acompañar frases tan excelsas? -pregunta Marcial con su inefable sonrisa.
—¿Es verdad o mentira lo que digo?
—Todo esto es verdad -señalo-, pero admitamos que se suponía que estas diferencias estaban enterradas en el pasado, que después de todos los enfrentamientos estériles que tuvimos, algo habíamos aprendido, pero está visto que no, que volvemos a demostrar que somos capaces de tropezar dos o tres veces con la misma piedra.
—En eso tenés razón -rubrica Marcial-, claro que tropezamos con la misma piedra: la primera se llamó Perón; la segunda, Cámpora; la tercera, López Rega e Isabel; la cuarta. Menem; la quinta, los Kirchner… la verdad es que no aprendemos más.
—Yo creo que ahora se presenta una oportunidad de dar vuelta una página de la historia -se esperanza Abel.
—¿Ustedes creen sinceramente que Macri está en condiciones de dar vuelta una página de la historia, cuando no se sabe si alguna vez dio vuelta la página de un libro?
—Yo no lo subestimaría tanto -digo- no es un intelectual en el sentido clásico de la palabra.
—Ésa es una verdad que nadie, ni siquiera él pone en dudas -chicanea José.
—No te agrandés Chacarita -reacciona Marcial-, salvo que vos creas que Cámpora, Menem y los Kirchner eran brillantes intelectuales.
—Macri no es un intelectual, eso está claro -puntualizo- pero no sé si hace falta un intelectual sartreano para dirigir los destinos de un país. No es un intelectual, pero es ingeniero y está demostrando que algunas cosas las sabe hacer muy bien.
—Entre otras virtudes -agrega Marcial- habla inglés e italiano, algo notable después de habernos acostumbrado a presidentes que no sólo no hablaban inglés, sino que tenían serias dificultades para expresarse en español.
—Yo les admito -expresa José- que Macri algunas virtudes tiene, como por ejemplo tener cuentas en el extranjero.
—Ésa es una chicana que ofende a tu propia inteligencia -respondo-, no pongo las manos en el fuego por Macri; es más, tengo derecho a tener algunas dudas, pero de lo que no tengo ninguna duda es que durante doce años estuvimos gobernados por una banda de ladrones.
—A mí lo que no me cierra -acota Abel- es que los kirchneristas, por un lado dicen que Cristina fue la jefa y la conductora, y afirman que ella es la responsable del proyecto nacional y popular, pero cuando saltan los negociados, latrocinios y corruptelas, nos enteramos -para nuestra sorpresa- que ella no sabía lo que pasaba, que todo lo que ocurría a su alrededor se hacía a sus espaldas.
—No sé adónde querés llegar.
—A que una de dos, o es la jefa y por lo tanto es responsable de lo bueno y lo malo, lo lindo y lo feo; o, por el contrario, es una débil mental que no se daba cuenta de que todos robaban a su alrededor.
—Ése pareciera ser el argumento preferido de los ladrones políticos actuales -observo-, también Lula y Dilma en Brasil recurren a la misma coartada: impedidos de disimular los robos, apelan a la teoría del tonto para justificarse, es decir, se presentan como aminorados mentales rodeados de ladrones que se aprovechan de su discapacidad.
—Me resisto a creer -enfatiza José -que hayamos estado gobernados por ladrones, creo que aun en el peor de los escenarios, lo que hubo fue un gobierno con errores, pero también con aciertos.
—Ahora, viene la teoría de la relatividad -exclama Marcial- no estamos ante un régimen cleptocrático cuyo objetivo fue robar a cuatro manos, sino ante un gobierno que tuvo aciertos y errores. ¡Qué lindo, qué tierno…! pensar que alguna vez los mismos que ahora son tan relativistas, no tenían empacho en proclamar que iban por todo bajo la consigna de “Cristina eterna”.
—Insisto -señala Abel- que estamos ante una encrucijada histórica: o marchamos hacia un país normal, con leyes, políticos decentes y sentido común, o retornamos a los regímenes ladrones, demagógicos y despilfarradores. Macri, en este sentido, y más allá de sus virtudes y vicios, es el encargado de develar este interrogante o desafío.
—Yo creo que ustedes lo cargan a Macri con una responsabilidad que él está muy lejos de ejercer y, sobre todo, de entender.
—Por ahora nos alcanza con entender la mugre de donde venimos; con eso es bastante. Durante más de una década hemos consentido el robo y el abuso de poder; hemos consentido a un gobierno que, como los hechos demuestran, fue corrupto de arriba, de abajo y del costado, un gobierno que por donde se mire o se huela, aparece mugre.
—No comparto -concluye José.