Esperanzas y pesadillas

Estamos sorprendidos porque a pesar de que ya estamos a fines de noviembre, los siniestros calores santafesinos aún no nos han atacado. Es verdad que no hay que perder la esperanza y confiar en que, por ejemplo, la semana que viene -sin ir más lejos- lleguen los soles hirvientes con sus enjambres de mosquitos sedientos de sangre, pero hasta la fecha, gracias a Dios, como le gusta decir a Marcial, la temperatura de la ciudad es apacible, encantadora podría decirse, si la palabra no se prestara a algunos inevitables equívocos.

—Massa se puso los pantalones largos -dice José- y propone una política clara y agresiva respecto al impuesto a las Ganancias, esa verdadera confiscación a los trabajadores.

—Con vos José, uno nunca termina de asombrarse -responde Abel- hasta hace un año el impuesto a las Ganancias te parecía algo justo y revolucionario y ahora resulta que es una medida confiscatoria contra el pueblo trabajador.

—Yo lo que reclamo es que cumplan lo que dijeron en campaña, ¿o acaso oí mal cuando el señor Macri prometía que llegaba al gobierno y al otro día ponía punto final al impuesto a las Ganancias, además de pronosticar que iban a llegar millones y millones de dólares en inversiones y que la pobreza desaparecería para siempre?… ¿lo dijo Macri o yo lo soñé?

—Macri no hace un año que está en el gobierno, por lo que -responde Marcial- el crédito todavía lo tiene abierto… ¿o alguien puede pensar en serio que tareas de esa trascendencia pueden realizarse de la noche a la mañana?

—Ustedes si quieren esperar cuatro años esperen, pero el pueblo no tiene por qué tener tanta paciencia, sobre todo cuando no hace falta ser un vidente para saber que estamos marchando en una dirección exactamente opuesta a la prometida.

—Los que marchan en una dirección opuesta, no a una promesa electoral sino a la historia, son tus amigos kirchneristas, cada vez más chiflados, más provocadores y sus dirigentes más comprometidos con negociados.

—Admitamos que nosotros hicimos y hacemos todo mal, pero eso no los libera a los macristas de sus responsabilidades.

—¿Y con eso, adónde querés llegar?

—A que no están cumpliendo con sus responsabilidades, a que ya está terminando el segundo semestre y estamos como cuando vinimos de España. Demasiado verso para resultados tan pobres.

—Yo creo que este gobierno comete errores pero avanza, pero sobre todo creo que el gran desafío consiste en que este gobierno concluya su mandato y en una democracia no es necesario que para cumplir con esa exigencia, la gestión sea de diez puntos, porque si esa hubiera sido la exigencia, Cristina Elisabeth debería haberse ido a los seis meses y, sin embargo, para desgracia de la Nación se quedó ocho años, que, sumados a los cuatro de su maridito, son doce.

—Y sumado a los diez de Carlos Saúl terminan sumando veintidós, veinticuatro en realidad porque también hay que contar al compañero Duhalde…

—Digan lo que quieran, pero ahora la pelota la tiene ustedes en el pie y los goles en este partido los tienen que hacer ustedes, si no los hacen después no nos echen la culpa a los peronistas.

—Ya habrá tiempo para juzgar a este gobierno -dice Abel- no es fácil gobernar en las actuales condiciones.

—Lo hubieran pensado antes.

—Claro, y dejarle el gobierno al imbécil del compañero Daniel. ¿Vos te imaginás lo que hubiera sido para este desdichado país que este personaje fuera presidente? ¿Te imaginás al peronismo encerrado en una interna rabiosa con Cristina Elisabeth creyéndose la presidente real? ¿Te imaginás la disputa entre D’Elía y Esteche contra Randazzo y Bossio? ¿Te lo imaginás al Morsa Fernández transformado en árbitro para dirimir las fronteras entre el bien y el mal? Qué confianza -pregunto- podía inspirar un candidato que hasta la mujer que presentaba como futura primera dama era trucha… trucha y algo más.

—No, no me lo imagino -responde Marcial- a las pesadillas se las padecen pero no es posible imaginarlas, mucho menos las macabras pesadillas peronistas. Para ser sincero, no tengo exageradas esperanzas con este gobierno, pero de lo que estoy seguro es que resulta cien, mil veces superior al de los K. Es más, lo que me satisface de este gobierno es que de alguna manera será el sepulturero de esta mafia que nos estuvo gobernado los últimos diez años, a Macri ojalá le vaya bien, pero si no es así, de lo que estoy seguro es que esta banda de indeseables no vuelve más.

—¿Irán en cana? -pregunto.

—No lo sé -responde Abel- se dice que a Macri le conviene que “La que te dije” siga en libertad, porque ella afuera divide al peronismo.

—Yo creo que es una especulación peligrosa -digo- si la Justicia prueba que esta buena señora robó y cometió delitos debe ir en cana como cualquier hijo de buena vecina, advirtiendo que de buena vecina, ésta mujer no tiene nada.

—Pero ella no es la hija de cualquier buen vecino.

—No me calienta, es una ciudadana como cualquier otra persona y sus responsabilidades en todo caso deberían comprometerla más y no ser una excusa para la impunidad.

—Andan sedientos de venganza -acusa José- no son capaces de anotarse un gol como gobierno pero están muy preocupados en ver quién puede ir preso.

—Y ustedes están muy preocupados en ver cómo zafan.

—Se preocupan por gambetear a la Justicia, pero mientras tanto se preparan para volver al poder.

—Dios me libre y me guarde.

—Exageren y jueguen a los gorilas, pero una vez más vuelve a quedar en claro que los peronistas somos los únicos en este país capaces de hacer algo, bien, mal o regular, pero hacer algo.

—Yo creo que es así, a veces hacen, pero siempre para el mal; yo soy un convencido de que el peronismo es el principal, cuando no el único, responsable de las desgracias que llovieron en este país.

—¿Ahora también somos responsables de los gobiernos militares?

—En primer lugar son responsable de eso. El líder y conductor era militar y siempre se sintió militar, al punto que el acto de asunción en 1946 lo hizo el 4 de junio en homenaje a la asonada nazi fascista de 1943.

—Y te recuerdo que en 1955 la renuncia la presentó ante las fuerzas armadas porque para él, el ejército era mucho más importante que las instituciones previstas por la democracia.

—Fuimos perseguidos por los militares gorilas.

—Más o menos. El principal botín de los sindicatos, las obras sociales, se las dio Onganía.

—Para no hablar de las responsabilidades en 1976 con las Tres A y el pacto sindical militar.

—No comparto -concluye José.

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