José está eufórico. Pero eufórico de rabia. No tiene ninguna duda de que la orden de intervención al Partido Justicialista es una maniobra de Macri para proscribir o dividir al peronismo .
-Es una vergüenza -dice levantado algo la voz- los gorilas nos intervienen el partido como en los tiempos de Pedro Eugenio Aramburu y el almirante Isaac Rojas.
-Espero que ahora sean más eficaces que en 1955 -dice Marcial sin disimular una sonrisita aviesa.
-No es para tomarlo en joda -responde José- lo que se está haciendo es desvergonzado y obsceno.
-¿No te parece que estás exagerando un poco? -le digo.
-Me quedo corto -insiste José- me quedo corto; lo que le hacen a Gioja solo se puede comparar con lo que le están haciendo al compañero Lula en Brasil.
-Perdonalos Padre… -dice el cura Ramón en voz baja y suspira hondo.
-Ningún perdón -advierte José- hay una estrategia continental en contra de los gobiernos nacionales y populares y en contra de los partidos que están al lado del pueblo y la vanguardia de esa estrategia son los jueces y los medios de comunicación.
-Yo ya me sospechaba que detrás de todo esto estaba la mano negra de Magnetto -dice el cura y sonríe como pidiendo disculpas.
-Yo, si me permitís -le dice Marcial a José- voy hacerte algunas correcciones.
-Date el gusto -dice José y se queda expectante como el boxeador que sabe que le van a llegar un par de mamporros.
-El pedido de intervención al Partido Justicialista lo hicieron unos señores de larga y probada militancia peronista.
-Son traidores.
-Ah… son traidores… Servini de Cubría designada durante el gobierno de Menem con el voto de un Congreso con mayoría peronista, también es una traidora.
-Y qué te parece.
-Me parece lo que me parece… Servini de Cubría es la misma que en 2005 le entregó el partido a Néstor Kirchner… parece que entonces no era traidora.
-Y yo pregunto -digo- Barrionuevo, el hombre que nos pidió que debíamos dejar de robar durante dos años, ¿acaso no es peronista?
-Es un burócrata sindical…
-¿Parecido a los que los Montoneros mataban en los años setenta? -repregunta Marcial.
-Digan lo que se les da la gana; gorileen a gusto -dice José- pero para entender esta maniobra, esta artera maniobra, hay que preguntarse a quién favorece.
-¿Y se puede saber a quién favorece?
-A Macri… ,es evidente… ¿no?…
-Qué poder que tiene Macri que maneja a gusto y piaccere al peronismo.
-Tiene el poder de los ricos.
-Ajá… y ustedes, además de ser todos pobres, ¿no tienen ninguna culpa sobre lo que está pasando? todo es culpa de Macri…
-Macri se quedará con el edificio del partido, pero nosotros nos quedamos con el pueblo.
El padre Ramón aparta la taza de mate cocido y levanta los ojos al cielo.
-Usted no se haga el distraído cura.
-Para nada hijo; aprendo… aprendo… estoy escuchando con mucha atención lo que conversan ustedes.
-¿Y qué piensa?
-Nada.
-Cómo que nada.
-No estoy obligado, hijo, a tener una posición definida por cada cosa que ocurre en el mundo y cada cosa que pasa con la política… no la tiene los que saben, mirá si la va a tener un pobre pecador como yo…
-O sea que, por ejemplo, de lo que pasa en Brasil con Lula, usted no sabe nada…
-Sé muy poco, y creo que lo más importante lo ignoro… pero tampoco es mi responsabilidad saber qué pasa con Lula…
-Sin embargo -replica José- en un tiempo sabía muy bien lo que pasaba en el peronismo.
-Está más cerca que Brasil.
-No me estoy refiriendo a eso; me refiero a ciertos pecadillos suyos de juventud.
-Ah -dice el cura y abre los brazos- ya veo por donde viene el vizcachón… pero en aquellos lejanos años yo era un curita recién ordenado.
-Lo que no le impidió firmar a favor de los curas del Tercer Mundo.
-Es verdad. Es lo que hice… y lo hice porque en su momento me pareció un compromiso evangélico necesario… en su momento… como dice el tango: locuras juveniles, la falta de consejos…
-¿Y con eso que quiere decir?
-Que cuando mis queridos hermanos en la fe decidieron lo que calificaron como la opción por el peronismo, les dije: muchachos… con todo respeto: hasta acá llegué…
-Le salió el gorila que tiene adentro… oyó hablar de peronismo y se le pusieron los pelos de punta… o se acordó de los tiempos del Cristo Vence.
-Tiempos gloriosos -exclama Marcial mientras le hace señas al mozo para que le traiga otra taza de té.
-¿Es así cura? -insiste José- ¿le salió el gorila que tiene adentro?
-No, para nada… yo estaba bastante embalado con la prédica de los curas tercermundistas, hasta que llegó la orden, no sé si de Perón o alguien parecido, de hacernos peronistas… entonces creo que me iluminó el Espíritu Santo
-¿Ah sí? -pregunta Marcial con sus sonrisita conocida.
-Si, así fue… y a vos Marcial siempre te tengo presente en mis oraciones con la esperanza, firme a pesar de todo, de que alguna vez el don de la fe por lo menos te roce.
-Estábamos hablando de los curas del Tercer Mundo -digo.
-De lo que ahora estoy hablando -responde el cura Ramón- es de mi compromiso con la fe; porque yo no me ordené de sacerdote para terminar de puntero peronista…
-O de dirigente peronista…
-Peor todavía.
-¿No cree que lo suyo fue una manera jesuita de lavarse las manos?
-Todo lo contrario… nunca estuve más comprometido con mi fe como cuando en lugar de optar por el peronismo decidí confirmar mi opción por Jesús…
-Cuyo reino no es de este mundo -susurra Marcial irónicamente.
-No te lo creas al pie de la letra; Jesús es la presencia de Dios en la historia, en la historia de este mundo… para eso vino y para eso resucitó.
-A mí lo que preocupan no son los dioses -dice José- sino los jueces de carne y hueso, sobre todos jueces como la Servini de Cubría que se cree una diosa.
-Repito: lo que no termino de entender de vos -dice Marcial- es por qué te enojás tanto con Macri.
-Por que es el que está detrás de todo esto.
-Ponele que esté detrás, pero ¿no se te ocurre pensar que si Macri puede maniobrar como lo hace, o como vos le atribuís que lo hace, es porque los peronistas con sus torpezas se lo permiten?
-Los peronistas no, los traidores…
-Otra vez -dice el cura Ramón en voz baja.
-Vos llámalo como querés, pero a Luis Barrionuevo se le pueden desconocer muchas cosas, lo único que no está permitido desconocerle es su condición de peronista -digo- él y su señora esposa.
-Gioja no piensa lo mismo.
-A esta altura del partido -dice Marcial- ¿a alguien le importa lo que piense Gioja?
-Les recuerdo -digo- que el vicepresidente del PJ es el compañero Scioli.
-¿No estaba de licencia por paternidad? -pregunta el cura Ramón haciéndose el distraído.
-No se haga el vivo cura -responde José.
-Para nada, para nada… olvidate lo que dije… si de alguien no puedo hablar es de Scioli, porque en realidad es un muchacho del que sé muy poco, ya que si bien lo he escuchado hablar muchas veces nunca he logrado entender muy bien lo que dice, aunque -y levanta los ojos en dirección al techo- estoy seguro que lo que dice debe ser muy importante.
-Pero estábamos hablando de Gioja, no de Scioli…
-Es verdad, es verdad… -dice el cura Ramón- pero tampoco sé mucho de este buen hombre… sé que alguna vez fue gobernador de San Juan y, según me contaron, fue un esforzado pionera de la actividad minera de la provincia.
-¿Hay algo de ironía en sus palabras o me parece a mí? -pregunta José.
-Vos sabrás hijo mío…
-Yo lo que sé -dice Marcial- es que no puedo menos que sentirme asombrado y perplejo ante el hecho insólito de una intervención ordenada por una jueza nombrada por el peronismo, a pedido de reconocidos dirigentes peronistas entre los que se destaca un señor llamado Eduardo Duhalde… intervención a cargo de un histórico dirigente del peronismo… y que de todo esto que se sirve en la mesa como una ensalada peronista, con todos los aderezos del caso, dé como resultado que el culpable es Macri… Macri gato… me resulta asombroso y bizarro, como le gusta decir a mi hija.
-No comparto -concluye José.