El festín de los corruptos

—En mi puta vida vi algo parecido -exclama Marcial.

Lo miramos porque sabemos de lo que está hablando, pero lo dejamos seguir porque Marcial enojado es digno de escuchar.

—Pasé por gobiernos militares y civiles; gobiernos represivos y proscriptivos; gobiernos liberales y proteccionistas. Ninguno fue santo ni mucho menos… pero chorros como éstos no hubo.

—Ni lo “haberá” -dice el cura Ramón riéndose.

—El país está en bancarrota -exclama José-, el dólar se dispara, el riesgo país se fue para la mierda, crece el desempleo, se fugan los dólares y los giles siguen hablando de unos cuadernitos, de los cuales lo único que hay son unas fotocopias escritas con una letra demasiado prolija para un tipo que casi no sabe hablar.

—¿En serio -digo-, vos José creés que lo que está ocurriendo fue una cortina de humo? ¿En ningún momento se te ocurre que puede ser cierto?

—Puede que haya habido algo de corrupción como en cualquier gobierno, pero la verdadera corrupción es la estructural representada por empresarios como Macri que se están robando el país.

—Dios mío -exclama Marcial en voz baja.

—Sinceramente -dice el padre Ramón- yo creo que lo que ha ocurrido con el gobierno kirchnerista ha sido grave… Podemos desconfiar de todo, pero no de las evidencias. No hay manera de negar lo que sucede. Dios ciega a los que quiere perder y sospecho que la ceguera atacó a los kirchneristas de buena fe.

—¿Hay kirchneristas de buena fe?

—Claro que los hay. Yo estoy obligado a creer que los hay -replica el cura-, y también estoy obligado a ayudar a los que Dios o el diablo les han cegado el entendimiento.

—Yo pienso -digo- que en política nada es casual, pero hasta las mentiras deben sostenerse sobre una base de certeza. Digo esto para explicar que en el caso que nos ocupa las certezas son abrumadoras. El chofer, los cuadernos, los empresarios, las declaraciones de Abal Medina, de Wagner, de Uberti.

—Y todo esto -agrega Marcial- en un gobierno que ya nos aleccionó con la Rosadita, con los bolsos del convento, con las bóvedas, con los bolsos trasladados en auto y en avión… no jodamos… han robado a cuatro manos…

—Ustedes también están robando.

—Perdoname -digo-, pero no hay un funcionario del PRO metido en estos candombes.

—Y a esto yo le agrego -señala Marcial- que hasta un primo del presidente Macri está complicado, lo cual demuestra que no hay privilegios para nadie.

—Esto es verdad -dice el cura Ramón-, es la primera vez en la historia que un empresario aparece en las pantallas con las manos esposadas; y es la primera vez que un pariente del presidente está complicado.

—En la época K -digo- hubiera sido imposible imaginar que Máximo, Florencia o la hermana del presidente estuvieran complicados en alguna investigación.

—Yo a estos jueces no les creo nada -exclama José.

—Te recuerdo -responde Marcial- que la inmensa mayoría de estos jueces fueron elegidos por tus compañeros peronistas… Es más… muchos de ellos son peronistas o, como en el caso del señor Oyarbide, la estrella preferida del kirchnerismo en los buenos tiempos.

—Es un loquito.

—Cuando los eximió a Ella y a Él de la causa de enriquecimiento ilícito no era tan loquito.

—¿La corrupción es un pecado mortal, cura?

—Sin duda que es un pecado, pero en primer lugar debería ser un delito.

—Yo creo que cuando se roba en esta escala estamos ante un pecado mortal -dice Marcial.

—No lo sé -dice el cura-, nosotros distinguimos entre pecado mortal y pecado venial; pero Dios permite que la política, que se ocupa de la convivencia social, resuelva sus problemas, porque la ocupación de Dios es atender a cada uno de nosotros. Dios no es un líder de multitudes. El Evangelio no es una doctrina colectivista; Dios no se dedica a contar, se dedica a salvar y salva de a uno. Dios sabe contar hasta uno.

—¿Pero no son ustedes los que hablan de rebaño?

—Jesús se expresa a través de imágenes para que lo entiendan mejor -responde el cura-; las Escrituras hablan del buen pastor, el pastor que cuida, protege, a su rebaño; lo cuida y lo protege de los ladrones y los lobos.

—A nosotros nos haría falta un buen pastor -dice Marcial con tono festivo.

—El buen pastor jamás fue cómplice de los corruptos. No es necesario que les recuerde que Jesús echó a latigazos a quienes convirtieron a la casa de oración en una cueva de ladrones. Ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento hay complacencia con los corruptos calificados de “perros comilones e insaciables”.

—Los nuestros por lo menos lo son.

—Y las Escrituras los critican por ladrones, pero sobre todo porque con sus actos agreden el bien común.

—Insisto -repite José- yo creo que estamos ante una formidable y perversa maniobra distractiva. Al país lo están rematando y nosotros estamos preocupados por unos cuadernitos.

—¿En serio José -repito-, vos creés que es todo una maniobra, que los bolsos, las coimas, los saqueos, los negociados, no existieron, que es todo una maniobra conspirativa?

—Algo de cierto puede haber, pero no es lo más importante.

—¿Y se puede saber qué es lo más importante?

—Lo más importante es que estamos siendo víctimas de un gobierno con un proyecto de entrega nacional a los grandes capitales multinacionales y a la oligarquía local. Eso es lo cierto. Yo en estos temas no me equivoco ni me confundo. Miro cómo están los pobres y la clase media. Y si ellos están mal, yo estoy en contra del gobierno que permite semejante cosa.

—Dios mío -vuelve a exclamar Marcial en voz baja y se pasa la mano por la frente.

—Te recuerdo que acá no estamos ante ladrones de gallinas -digo-, lo que se robó es un PBI anual, a un promedio de millones de dólares por día con sus respectivos bolsos. Las deudas sociales en materia de salud, educación, seguridad, caminos, puertos y aeropuertos, están allí…

—No sólo las deudas sociales provienen de este saqueo cleptocrático -dice Marcial- también la degradación institucional, la corrupción de las instituciones estatales, responden a esta causa.

—De todos modos -dice el cura Ramón-, yo me resisto a aceptar que todos los males que nos acechan provienen del kirchnerismo… Esto me parece de una simplificación por lo menos sospechosa.

—Yo no quiero simplificar -digo-, pero tampoco quiero licuar culpas. El saqueo kirchnerista ha sido alevoso y perverso. En nombre de la tolerancia o la multicausalidad de los procesos no se puede construir una coartada.

—En Italia, el mani pulite fue escandaloso y después de tanta polvareda llegó Berlusconi.

—Es verdad, pero que así haya sido no significa que entonces hay que dar luz verde a los corruptos.

—Lo que digo -insiste el cura- es que la corrupción es un problema, pero no es el único.

—Puede ser -respondo-, pero repito una vez más que si bien los problemas son muchos, hay un momento en que se presenta un problema fundamental y en este caso el problema fundamental es la corrupción, y si no quieren llamarlo así, llámenlo el saqueo de los recursos nacionales. No jodamos; con un país saqueado y gobernado por saqueadores nada se puede hacer.

—Yo defiendo las virtudes de la austeridad, la honradez, el decoro de las manos limpias y el corazón limpio, pero también defiendo las virtudes de la mesura… y los peligros del fanatismo, la ceguera que genera el fanatismo.

—Todo lo que quiera, cura -responde Marcial-, pero acá lo que hay que responder es lo siguiente: ¿los ladrones, los corruptos, los saqueadores, van o no van presos, responden o no responden por sus delitos? Todo lo demás es jarabe de pico.

—No comparto -dice José.

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