«Qué cosas, hermano, que tiene la vida»

Edición del Sábado 22 de junio de 2019

I

No lo voté a Omar Perotti, pero no solo respeto la decisión de las urnas, sino que lo considero un político decente y democrático, un peronista republicano, como se dice ahora. Los tres candidatos de la provincia de Santa Fe: José Corral, Antonio Bonfatti y Omar Perotti son personas de bien y este es un “lujo” que nos dimos los santafesinos que merece ser destacado, porque no se debe olvidar que alguna vez esta provincia de Santa Fe fue considerada la más corrupta de la Argentina.

II

La geografía política de Santa Fe reúne las condiciones ideales que entre otros reclamaban Montesquieu y Tocqueville: la distribución del poder, es decir la democratización del sistema sobre la base de controles mutuos que impiden la arbitrariedad y el despotismo. A ello hay que agregarle una opinión pública movilizada y una sociedad civil “densa”, capaces de asegurar las mejores condiciones para el ejercicio del gobierno.

III

A estas condiciones institucionales óptimas y civilizatorias los santafesinos las conquistamos con mucho esfuerzo. No olvidar que hubo otro tiempo en que el oficialismo de entonces había fundado un aguantadero que respondía al nombre inofensivo de “Cooperativa” y sus “socios” eran más conocidos por los apodos que por los apellidos. Se llamaban Trucha, Bataraz, Buscapié, Chajá… y en sus versiones más tiernas respondían a los apodos de Tati o Caito. Lo recuerdo a mi tío Colacho en los asados de los domingos agarrándose la cabeza y exclamando: “Madona santa… qué pingos…”

IV

El peronismo santafesino, ¿irá con boleta corta o apoyará la fórmula Fernández-Fernández? Todo parece indicar que los compromisos internos del peronismo apuntan a dar el apoyo a los candidatos del peronismo nacional. De todos modos, Perotti y los dirigentes del peronismo santafesino no ignoran que muchos votos que recibieron el 16 de junio jamás votarán a Cristina.

V

-¿Usted se preguntó, señor, qué podría pasar con los corruptos presos y los trece procesos a la Señora, si Alberto Fernández gana las elecciones?

-Usted, don Rogelio, ¿me está hablando del kirchnerismo?

-Sí, el kirchnerismo, señor… ¿o alguien tiene alguna duda de que el poder real de la fórmula se llama kirchnerismo?

-No estoy tan seguro de que sea así.

-Esta bien, señor, crea lo que mejor le parezca… pero repito: ¿Qué pasará con los juicios y las condenas?

-¿Usted lo sabe acaso, don Rogelio?

-Como le gustaba decir a mi tío Goyo: “Olvidate”. Ni juicios ni condenas. Amnistía, indulto, apriete, soborno o lo que sea. Pero no queda nadie preso. Y los expedientes de las causas alimentarán la voracidad de los roedores que merodean por los húmedos sótanos de Comodoro Py.

VI

Criticar a Hugo Moyano, es criticar a un sindicalista mafioso y multimillonario, pero es también criticar a un poder corporativo de origen fascista y a un factor grave de perturbación de nuestro transporte de mercadería. Criticar a Moyano, es criticar la base estructural de un poder injusto. Qué mejor que una fecha patria para desenmascarar a quienes con su actividad son objetivamente enemigos de la patria.

VII

El libro “Sinceramente” posee la virtud de sincerar las posiciones políticas, sociales, económicas de Cristina. Recomiendo leerlo para que lo comparen con el maquillaje de algunos candidatos kirchneristas que se presentan como tiernas ovejas. Repito: créanle a Cristina, no al Alberto. El Alberto podrá ganar las elecciones, pero la cadena nacional será de Ella.

VIII

Dady Brieva, Eugenio Raúl Zaffaroni, Mempo Giardinelli, etc., no son marginales en el kirchnerismo, por el contrario, son los que mejor lo expresan. La marginalidad en todo caso es patrimonio de Sergio Massa o Felipe Solá. El pensamiento de Cristina es el de Brieva y Giardinelli, no el de Solá o Massa. Si no me creen, lean “Sinceramente”.

IX

“Hay que embocarlo también a ese hijo de puta”, le dijo Cristina Kirchner a Oscar Parrilli para referirse a Sergio Massa. Y, nobleza obliga, hay que admitir que la compañera se dio el gusto en toda la línea: lo embocaron. Ahí lo tienen: de rodillas, sumiso y fatal e inevitablemente peronista.

X

Las declaraciones de Dady Brieva acerca de una Conadep del periodismo no son una golondrina en el verano. Sus palabras se acoplan muy bien a la banalización que los K y sus cómplices forjan con nuestras tragedias: el fraude de los 30.000 desaparecidos y la falsedad conceptual del genocidio.

XI

Alberto Fernández se define como un peronista identificado con el liberalismo progresista. Como diría mi tía Cata acomodándose el delantal: “Las cosas que hay que escuchar… Virgen Santa”. Y su asombro algo de razón tiene. Hay en esta definición del Alberto una incompatibilidad esencial: o el liberalismo sobra, o sobra el peronismo. Pero por lo que sé del peronismo, las dos categorías no pueden estar juntas. Y si lo están, hay que atribuírselo a las habilidades del croupier para marcar el naipe o lanzar la bola.

XII

Sergio Massa es víctima de Cristina, quien se dio el gusto de ponerlo de rodillas, pero sobre todo este señor es víctima de sí mismo, víctima de su concepción oportunista de la política, del hábito de pensar la política con los códigos del tahúr, víctima en definitiva de su condición de “ventajita”.

XIII

La palabra “gorila” es una invención del peronismo para descalificar a sus opositores o descalificarse entre ellos. No me hago cargo de esa imputación. Sí me hago cargo de mi antifascismo, la defensa del estado del derecho, de los gobiernos decentes, de los valores de la libertad. No sé qué es un “gorila”, pero les aseguro que sé muy bien lo que es un fascista.

XIV

Felipe Solá critica a Dady Brieva y a Mempo Giardinelli por sus declaraciones sobre la Conadep del periodismo y la disolución del Poder Judicial. ¿Los critica porque piensa distinto o los critica porque considera que no es oportuno decir durante la campaña electoral lo que se va a hacer cuando se sea gobierno?

XV

A Alberto Fernández lo han comparado con Héctor Cámpora, con Vicente Solano Lima, con Eduardo Duhalde, con Carlos “Chacho” Álvarez y hasta con Isabel Martínez de Perón. Yo lo compararía con Daniel Scioli. La misma “moderación”, la misma impotencia y la misma certeza de que el poder político real está en muchas partes menos con él.

XVI

La única Conadep, digna y destacada, es la que condenó a la dictadura militar y que los kirchneristas intentaron corromper modificando el prólogo. Si otra Conadep, con la prudencia del caso, fuera posible en la Argentina, debería ser una Conadep contra la corrupción. Un informe minucioso, detallado, acerca del saqueo de la cleptocracia kirchnerista.

XVII

La llamada avenida del centro o alternativa federal no solo adelgazó por los errores de sus dirigentes, adelgazó porque el paradigma de la moderación y la búsqueda del centro del espacio político fue apropiado por los protagonistas de la polarización: Cristina Kirchner y Mauricio Macri.

XVIII

Espero que Mauricio Macri tenga la perspicacia necesaria para distinguir a los peronistas que llegan con votos, de esos otros que se quedaron afuera de todas las trapisondas del peronismo y ahora se caen por estos pagos a mangar cargos en nombre del pueblo peronista que no representan.

XIX

Si los peronistas de Cambiemos quieren en sus reuniones cantar la Marchita, nadie se lo puede prohibir. Pero sería bueno que además de entonar marchitas traigan votos. UCR, Pro y Coalición Cívica pusieron gobernadores, legisladores, intendentes. Los peronistas hasta ahora mostraron muchos caciques pero muy pocos indios.

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