Una entrevista con Marta Fernández Vázquez para hablar de la pandemia y la cuarentena, su presencia y sus consecuencias en la sociedad y la política española. Marta es periodista, escritora y, según sus propias palabras, lectora devota de Thomas Pynchon, lo cual en términos literarios es toda una definición. Estudió periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Comenzó su carrera profesional en Diario 16 y TVE. en 1997 se puso por primera vez delante de la cámara en Telemadrid. Dos años después, pasó a formar parte del equipo fundacional de CNN+. Permaneció en la cadena de información continua hasta 2007. en ese año, ficha por Mediaset para hacerse cargo de la edición de mediodía de “Informativos Telecinco”. en el grupo italiano permanecerá hasta 2016 como presentadora de Informativos Telecinco y Noticias Cuatro, programas de actualidad política y coberturas especiales. Colabora regularmente con la revista cultural JotDown y con La Ventana de la Cadena SER. Tras dos años en la sección de reportajes de El País, en 2020 regresa a TVE como colaboradora del programa “A partir de hoy”. Su primera novela es Te regalaré el mundo.
¿Cómo vivís personalmente esta experiencia? ¿Cuáles son los rasgos que más destacarías en términos de subjetividad?
Con incertidumbre por lo que pueda pasar, pero con tranquilidad ante el confinamiento. Por mi talante, y por mi historia personal, no me cuesta estar en casa. Si nos paramos a reflexionar, llevamos menos de un mes en esta situación. Y sin embargo, la percepción general es que esta reclusión es eterna. No lo es. No ha pasado tanto tiempo. Pero nos está pesando como una condena. en parte, puede ser por el shock y por lo excepcional de la situación. Aunque creo que también tiene que ver con la retórica excesiva que hemos empleado todos desde el primer día. Esas apelaciones al lenguaje bélico, a la resistencia, al enemigo invisible. El confinamiento se caracterizó desde el primer día como un hecho heroico. Y esa percepción ha calado tanto que de verdad creemos que es más difícil de lo que es. Si estamos sanos y los nuestros lo están, deberíamos mantener la cabeza fría y pensar que no hemos pasado tanto tiempo incomunicados.
El gobierno nacional, ¿subestimó la pandemia, fue desbordado por los acontecimientos o hizo lo que pudo?
Creo que un poco de las tres cosas. El propio Pedro Sánchez ha reconocido en el Congreso que llegamos tarde. Si echamos la vista atrás es fácil preguntarse ahora porqué cerramos los ojos ante el ejemplo cercano de Italia y seguimos nuestras vidas como si la amenaza no fuera tan grave. Pero eso es lo que sucede con las amenazas verdaderas, que son silenciosas, no parecen tan peligrosas. No se presentan como un meteorito que se dirige vertiginoso contra nuestro planeta. Por eso más difícil luchar contra un virus de este tipo, desconocido, silencioso, imprevisible. Es fácil, pasadas las semanas, decir que tendríamos que haber hecho otras cosas. Quizá como Portugal, que tomó medidas más drásticas antes que nosotros y ha conseguido una mejor contención del contagio.
¿Por qué tantos reproches por la marcha del 8 de marzo?
Porque en este país buscamos cualquier excusa política para derribar al adversario. Dicen que el rasgo que mejor nos define es la envidia, pero en política es el cainismo. La oposición está utilizando políticamente el 8M. Y lo seguirá haciendo, olvidando, por supuesto, que VOX celebró un mitin multitudinario y que se mantuvieron desde los partidos de fútbol hasta las reuniones masivas. Supongo que se valoró también la alarma en la población que habría provocado la suspensión de la manifestación. Porque en aquellos días, no estábamos tan sensibilizados con la letalidad del virus. Ha habido un pico del que no hablamos tanto que es el pico del miedo: cómo hemos pasado de considerar el COVID19 como una amenaza lejana a el estado actual en el que parece que estamos viviendo una peste negra.
¿La oposición política acompaña o sabotea?
La oposición nunca deja de ser oposición en el sentido más estricto y literal del término. Es uno de los grandes pecados capitales de nuestra política. No se paran a servir a un interés mayor que su propio interés electoral, medioplacista y miope. No se comportan de una manera leal, no ya con el gobierno, sino con los ciudadanos. en eso tenemos mucho que aprender de los estadounidenses, que dejan la disputa partidista para cuando la tormenta haya amainado. Lo hicieron en el 11S y lo están haciendo ahora. Pero nosotros, no. Nuestros políticos llevan años utilizando políticamente a los muertos. Lo hicieron con las víctimas de ETA y lo hacen con las del coronavirus. Aquí es donde los ciudadanos deberíamos dar ejemplo. Reclamar que hagan su trabajo, que se unan en una situación de crisis como ésta. Pero desafortunadamente nos estamos dejando arrastrar por sus disputas, como si nos estuvieran infectando con su propio odio, que además tiene una raíz populista de rentabilidad en términos electoralistas.
¿Hay unidad en el gobierno para afrontar la crisis o se han acentuado las diferencias entre los aliados?
Lo sabremos con certeza después. Es evidente que los equilibrios complicados se desestabilizan en tiempos de crisis. Y es evidente también que ha sido el núcleo duro del PSOE el que ha asumido el protagonismo desde el primer momento de la crisis. Me preocupa más cómo van a gestionar la unidad de acción después, cuando haya que tomar medidas económicas y sociales para la reconstrucción. Es en ese momento cuando va a ser necesaria la unidad -el apoyo, improbable, de la oposición- y una visión a largo plazo.
A tu juicio, ¿cuál es la tarea y la responsabilidad de periodistas y comunicadores sociales?
La responsabilidad es mucha porque el único canal de contacto con lo que está pasando para los ciudadanos, confinados en casa, son los medios de comunicación. Sin embargo, me pregunto si estamos respondiendo de una forma responsable a este desafío. Y desgraciadamente, en algunos casos pienso que no lo estamos haciendo. los medios utilizan estas y otras crisis para aumentar sus audiencias, sus ventas, caen fácilmente en el amarillismo, en el alarmismo, en la metonimia informativa que supone tomar una parte por el todo. Y también caemos en la sublimación de nuestros ya inflados egos, con los periodistas convertidos en protagonistas de la noticia. Echo de menos una información más didáctica, más mesurada. Explicaciones más ajustadas de lo que estamos viviendo. Menos soflamas como decía antes con retórica bélica.
¿Cómo se hace para sostener la cuarentena y hacer funcionar la economía?
No lo sé. Me preocupa cómo lo haremos después y qué derechos perderemos, como los perdimos en la anterior crisis económica. Hasta donde el miedo -el miedo a no volver a trabajar, a no poder pagar el alquiler, a ver acumularse las facturas- será utilizado para hacernos perder más derechos. Me preocupa también que después de esto no le prestemos a la sanidad pública la atención que merece. Y cuando digo atención me refiero a dinero, a fondos para la investigación, a personal. ¿Veremos de nuevo recortarse nuestros sueldos, nuestros derechos con la excusa de la debacle económica post-coronavirus?
¿En qué condiciones pensás que saldremos de esta crisis?
Siempre nos gusta pensar en que hay algo purificador en la enfermedad, que saldremos de ella fortificados y apreciando más la vida. en el inicio de la pandemia, pensé que el confinamiento serviría como un rito de tránsito del que saldríamos mejor de lo que estábamos. Como cuarenta días en el desierto que nos harían valorar más aquello que teníamos y a lo que no dábamos su justa importancia. Pero ahora soy más pesimista. Las primeras semanas después del 11M (atentado terrorista en Atocha), algo cambió en los madrileños. Nos mirábamos a los ojos en el tren de cercanías -yo viajaba todos los días en una de las líneas atacada. Incluso saludábamos a aquellos con los que coincidíamos todas las mañanas sin haber cruzado antes palabra. Éramos conscientes de que había que celebrar que el 11 de marzo no estábamos en los trenes atacados. que éramos afortunados en la desgracia. Pero pasó pronto. Nos dejamos infectar por la disputa política. Nos pudo la amnesia. Y sospecho que la amnesia nos podrá también ahora. Y que tendremos que sacar fuerzas para la crisis económica que vendrá.
Noticia de: El Litoral (www.ellitoral.com) [Link:https://www.ellitoral.com/index.php/id_um/234742-marta-fernandez-vazquez-habra-que-sacar-fuerzas-para-la-crisis-economica-que-vendra-la-vuelta-al-mundo-opinion.html]