CUARENTA Y SEIS
-¿Quién puede haber sido el hijo de mil putas, Silvana?
-No lo sé Jorge, no se me ocurre nadie. O, mejor dicho, se me ocurren tantos que al final viene a ser lo mismo.
-El que fue me hizo mucho daño porque lo hizo cuando mi relación con Adriana estaba en el punto más complicado.
-¿Por qué decís “él” y no decís “la”?
No sé por qué lo digo, pero tampoco crea que venga al caso.
-Eso según se mire…¿me invitás con un whisky?
-Si por supuesto, discúlpame.
-Claro que te disculpo; a los hombres enamorados hay que disculparle todo.
-Lo de enamorado corre por tu cuenta…esperá que le haga señas a Florencio y el mejor whisky de este boliche infecto estará servido para vos.
-Espero, Jorge, espero, es lo que las mujeres mejor sabemos hacer…pero contame algo más de tus desafortunados amores con Adrianita Dresser.
-No sé qué puedo contarte que no sepas. Iba todo viento en popa, estábamos preparando la materia, yo iba a su casa todos los días; a veces me quedaba a almorzar o a cenar, a veces salíamos a caminar por la costanera…te la hago corta…estaba conmigo…
-Modestia aparte.
-Vo sabés que yo de modesto no tengo nada, pero si te digo que una mujer está conmigo no me equivoco.
-Ya lo sé, ya sé que no hay mujer que se resista a los encantos varoniles de Jorge Montaner.
-¿Llegó la hora de la cargada? Porque si es así te digo que elegiste el peor momento para hacerlo.
-Epa…parece que estamos nerviosos…no se sulfure mi don Juan preferido y cuéntele a su amiga del alma lo que le pasó.
-Te la hago corta: le dijeron que soy un hijo de puta, un malandra, un violento un mujeriego empedernido que seduce mujeres para después dejarlas en banda.
-¿Eso solamente?
-¿Te parece poco?
-Conociendo el paño yo me hubiera esmerado en ser más detallista.
-¿Me tengo que reír con tus joditas?
-No, no hace falta. Y, es más, te voy a dar algunas pistas, algo que no acostumbro a hacer, pero tratándose de vos voy a hacer una excepción.
-Falta que me digas que no querés avivar giles.
-No es necesario que te diga eso, porque a nadie le voy a hacer creer que vos sos un gil, pero lo que sí te puedo decir es que yo estoy un poquito más informada que vos.
-¿Por ejemplo?
-Por ejemplo, que no sé porque se me ocurre que la que le llenó la cabeza a tu amor imposible es una mujer.
-Yo en cambio creo que es un tipo. Y además creo que ese tipo se llama Martini.
-¿¡Martini!?…¿por qué, para qué?…además…¿no es tu amigo?
-Amigo las pelotas. Vos sabés que es un tipo vidrioso, complicado, nadie sabe nunca lo que está pensando, en qué intriga está metido.
-No se me ocurre que a Martini le importe una mina como Adriana.
A mí sí. No te olvidés que Adríana es la hija del decano.
-¿Y?
-Y que bueno, que tal vez quiera quedar bien con él…qué se yo…es tan retorcido…
-Vos perdóname, pero estás totalmente equivocado; la mano no viene por ahí.
-¿Y se puede saber por qué estás tan segura?
-Pálpito nada más, llamalo intuición femenina… mirá quien entró al bar…
-Si, ya lo vi, tu amiguito Kraus.
-Yo no soy amiga de esa mierda.
-Hasta hace unas semanas eras algo más que amiga.
-¿Sí? ¿Estás seguro que fue así? Porque yo no me acuerdo.
-Yo sí me acuerdo. ¿O acaso me mentías cuando me jurabas que era el hombre de tu vida.
-Decía la verad.
-Entonces ponete de acuerdo porque no te entiendo un carajo.
-Sencillo ni Don Juan…cuando te dije que Kraus era el hombre de mi vida decía la verad…lo que pasa es que ahora he cambiado de opinión y no es más el hombre de mi vida…¿cuesta tanto entenderlo?
-Vamos a hacer de cuenta que lo entiendo.
-Cambiemos de tema, ya le dedicamos veinte segundo a ese pavo real, es demasiado tiempo…como te iba diciendo, algo me dice que la que te ensució con Adriana fue una mujer, y si no me equivoco creo saber quien es.
-Las brujas de Macbeth al lado tuyo son Blancanieves.
-No es para tanto, no es para tanto mi Don Juan…simplemente estoy atenta, me fijo mucho y lo que no sé pregunto.
-Y a veces lo que no sabés lo inventás.
-Puede ser, pero como decía no me acuerdo quién: yo no invento, yo recreo la realidad, la hago más linda.
-A veces.
-¿Por qué a veces?
-Porque me consta que a veces la hacés más negra.
-Puede ser, pero en todos los casos hay que saber hacerlo.
-Está bien, está bien…pero decime, ¿qué es lo que sabés de mis detractores?
-Indicios, nada más, indicios…Adriana tiene amigas y algunas de esas amigas a vos no te quieren para nada.
-No sé por qué.
-Y porque la habrás cagado, ¿por qué sino? ¿O me vas a hacer creer que lo hacen por malas? Hágase cargo mi querido Don Juan de los corazones que rompe
-Con amigas como vos no hace falta tener enemigos.
-Yo puedo ser tu mejor amiga y tu mejor enemiga, eso es lo que me distingue de todas esas chirusas que andan alrededor tuyo.
.¿Un piropo o una amenaza?
-Ni yo lo sé…conformate por lo pronto con saber que te quiero y que para mi sos uno de los dos o o tres tipos más interesantes de esta facultad….qué digo de esta facultad, de esta universidad.
-Gracias mi tierna palomita.
-Tomalo como quieras, yo sé muy bien por qué te lo digo.
-Hablando de tomar, ¿otro whisky?
-No, Jorge, por mi parte no; ya cumplí con mi medida.
-Estábamos hablando de las amigas de Adriana.
-Sí. Y hay una en particular que no te quiere nada. Y yo sé que no te quiere, porque cada vez que aparece tu nombre en alguna conversación se pone como loca y empieza a sacarte el cuero.
-¿De quien estás hablando?
-De Marta, de Marta González.
-¿La hermana mayor de Norma?
-Exactamente, la hermana de Normita.
-¿Y vos creés que ella pudo haber hecho esa canallada?
-Yo no creo ni dejo de creer. Simplemente te digo que no sé por qué esa mujer esta furiosa con vos y cada vez que puede lo más liviano que dice es que sos un reverendo hijo de puta.
-Hija de puta.
-¿Hija de puta porque te saca el cuero?
-Si, por eso, porque la yegua se está vengando.
-Epa, eso si que no lo sabía.
-Hace un par de años tuvimos algo así como amores de una noche de verano.
-Mirá vos…y se lo tenía calladito…nunca me dijo nada…
-No creo que se te haya escapado ese detalle.
-Te lo juro…nunca me dijo nada.
-Tampoco te va decir que la largué y que me hizo un par de escándalos en la calle.
-Deberías saber que nunca conviene tener a una mujer de enemiga.
-Lo sé, pero a veces no quedan otras alternativas.
-Sobre todo cuando el caballero se jacta de romper corazones.
-Puede ser, pero así son las cosas.
-Bueno, me parece que ya te dije bastante.
-Si, y te lo agradezco…porque ahora que lo pienso hay una cosa que me dijo Adriana que solo Marta la sabe…
-Ah si…contame
-No es necesario, yo me entiendo.
-Gracias por la confianza…resulta que al señor yo le cuento todo y el señor se hace el reservado.
-Hay algo que pasó con Marta que no es precisamente alegre o elegante.
-¿Y qué fue ese algo?
-Una vez le metí un sopapo.
-Epa…ese costado de macho golpeador no te lo conocía.
-No lo soy, trato de no serlo. Pero me tenía harto. Harto con sus escenas, con sus lloriqueos, con sus ataques de histeria…creo que le hice un favor metiéndole una piña, además se la merecía y la necesitaba.
-Eso no te lo voy a creer.
-Por eso no te lo quería contar.
-O sea que la pobre Adriana se enteró que el chico encantador con el que estudia Privado, es lo más parecido a un rufián.
-Algo parecido.
-¿Y pudiste controlar la situación?
-Hice lo que pude, pero el daño ya está hecho.
-A lo mejor no es para tanto. O a lo mejor algo bueno se puede sacar de tanta basura.
-No te entiendo.
-Sencillo mi querido Don Juan. Si Adriana fuera indiferente a vos, si fueras simplemente un compañerito de estudio, de esos medios pavotes que para lo único que sirven es para estudiar, ni se hubiera molestado.
-Si, eso lo pensé. Porque cuando te digo que la fortaleza estaba tomada no te miento.
-Lo sé, lo sé, te conozco. Pero repito: no hay mal que por bien no venga.
-Es probable…por ahora logré que sigamos preparando la materia juntos.
-Esa materia que no vas a rendir porque te faltan varias correlatividades.
-Eso no importa…para cuando llegue el turno de examen ella va estar tan metida conmigo que lo que menos le va a importar es que yo no pueda rendir Privado.
-Mierda que se tiene confianza mi amigo.
-No se lo digás a nadie, pero sí, me tengo confianza. Son mis dos virtudes, la confianza y la buena memoria.
–Y lo de la buena memoria, ¿a qué se debe?
-A que no me olvido, sobre todo de las ofensas que me hacen mis enemigos o mis enemigas.
-O sea que ya das por sentado que fue Marta la que quiso ensuciarte.
-Ahora que atamos algunos cabos, creo que no hay dudas que fue ella.
-¿Y qué le vas a hacer? ¿Le vas a pegar como ya hiciste una vez?
-No mi querida Silvana, tu amigo no es tan primitivo.
-Depende con quién.
-A las únicas minas que les he pegado en mi vida fue a las que se lo buscaron, pero admito que hay formas más eficaces de castigar.
-Ahora me quedo más tranquila.
-Quedate tranquila nomás, porque la que va a pagar los platos rotos no va a ser ella sino su hermanita del alma.
-¿No me digás?
-Si te lo digo.
-¿Te tengo que dar las gracias? Porque eso fue lo que te pedí hace unos días y me dijiste que no tenías tiempo.
-Ahora tengo tiempo. Esta hija de puta me las va a pagar y lo va a pagar con lo que más le duele.
-A veces decís las cosas de una manera que me das un poco de miedo.
-¿Miedo vos? No me hagás reír.
-Soy una mujer, no te olvides.
-¿Cómo me voy a olvidar?…es lo más lindo que tenés.
-Si vos no te olvidas, tampoco yo debo olvidame.
-O sea que por los caminos más imprevistos retomamos nuestra alianza: yo me encargo de Norma.
-¿Y cuánto me va a salir eso?
-Lo seguro es que gratis no te va a salir. Pero tranquila que tampoco te voy a cobrar un ojo de la cara.
-Gracias.
-Yo cumplo con vos y cuando yo te pida algo espero de vos la misma respuesta.
-Vos no cumplís conmigo, cumplís con vos mismo.
-Eso lo sabemos vos y yo, pero al contrato que nosotros hicimos no le importan esos detalles, porque lo que interesa son los resultados.
-Estoy de acuerdo…creo que podemos permitirnos tomar otro whisky para celebrarlo.
-Esa es una muy buena idea.
-Pero no lo tomemos acá, vamos a ese barcito discreto y con buena música.
-El Candy.
-Si el Candy, lejos de la facultad, lejos de los estudiantes y sobre todo…
-Sobre todo qué…
-Sobre todo lejos de esa basura de Kraus.
-¿Estas enojada en serio con él?
-NI te lo imaginás.
-Pobre Kraus.
-Si, pobre Kraus que quiere ser presidente de la FUA.
-Y según me contaron lo va ser.
-Sobre mi cadáver.
-Te estas ganando un enemigo peligroso.
-Te equivocas querido; él que ya se ganó una enemiga peligrosa es él.