DURÁN Y LIVIA

Hace mucho que lo conocés a Durán, Livia?

-¿Te importa saberlo?

-Si no me lo querés contar no me lo contés.

-No seas leche hervida. Si para vos es tan importante te lo cuento, pero desde ya te adelanto que es una historia sin importancia y sobre todo muy poco alegre.

-Alguna vez me dijiste que es un buen tipo.

-Visconti, yo no te dije eso. Te dije que es un tipo con códigos y en nuestro ambiente eso es importante, tan importante que hasta se puede confundir con el concepto de buen tipo.

-No es un buen tipo entonces.

-Qué mierda va a ser un buen tipo. De Durán pueden decirse muchas cosas, acusarlo de las cosas más horribles y ponderar algunas gauchadas que supo hacer. De lo único que no se lo puede acusar es de buen tipo.

-¿Con vos cómo es?

-¿pregunta de novio celoso?

-Te lo juro que no.

-Nos conocemos desde hace unos cuantos años. Al principio no nos llevábamos bien porque con Durán ninguna mujer en condiciones normales puede llevarse bien. Después las cosas se normalizaron.

-Algo me contó Martini.

-¿Qué te dijo ese charlatán?

-Que una noche se quiso hacer el vivo con vos.

-Algo más que el vivo.

-¿Con vos?

-Si, claro, conmigo, ¿con quién va a ser?…no sé por que boludez discutimos y me metió una piña…

-¿Y qué hiciste?

-Me la morfé como una lady…dejé pasar un rato, una hora dos horas, algo así, y después me acerqué a la mesa donde estaba conversando con un amigo y le puse la pistola en la cabeza…y lo obligué a pedirme disculpas…

-¿Y lo ibas a matar si no lo hacía?

-Por supuesto, cuando se amenaza se amenaza en serio…y él sabía, lo sabía muy bien, que le iba a volar la cabeza…así que prefirió pedir perdón.

-¿Y entonces?

-Y entonces nada…desde ese momento yo lo respeto y él me respeta.

-¿Dónde lo conociste?

-Ni me acuerdo, supongo que en algún lugar de la noche: Te imaginarás que no habrá sido a la salida de misa o en la procesión de la virgen.

-¿Siempre fue así?

-¿Así cómo?

-La noche, el cabaret…

-Las putas…

-Yo no dije eso Livia.

Pero lo digo yo…si, siempre fue así…y siempre, desde pibe fue agrandado, agrandado y pintón, las minas andaban locas detrás de él.

-No me parece tan pintón.

-Lo que a vos te parezca no importa. Lo que importa es que a las minas, y sobre todo las minas de la noche, esa pinta de niño guapo, esa parada ganadora, ese aire que a veces puede ser de pesado y a veces de atorrante, siempre gustó.

-A veces me pregunto si estos tipos siempre son así; si siempre son lo que parecen ser; si detrás de esa fachada ganadora, como vos decís, si detrás de esa personalidad tan segura, hay otra cosa.

-Vos querés saber, por ejemplo, si detrás de las apariencias no se esconde un muchacho sencillo y de corazón tierno.

-No me agarrés para la joda, Livia.

-Perdoname, pero a veces sos tan ingenuo.

-No soy ingenuo, hay cosas que me cuesta entenderlas.

-¿Por ejemplo?

-Lo que te digo. Un tipo como Durán, que vive de la noche, que según se dice es un mafioso y, al mismo tiempo, estudia abogacía, mientras una mina como vos dice que es un buen tipo…todo eso es demasiado para mí…

-Para mí no; para mí es el pan de todos los días…yo de alguna manera soy como él, somos del mismo palo.

-Vos sos diferente.

-No estés tan seguro…del lugar donde él y yo venimos no hay mucho margen para ser diferentes.

-Lo que pasa…

-Lo que pasa nada mi querido, lo que pasa es que porque estamos juntos vos necesitás creer, querés convencerte, de que yo no soy igual que él, que soy una puta, pero una puta buena.

-Yo siempre supe que eras una puta, así te presentaste y así te conocí, pero quiero que sepas que jamás en mi vida se me ocurrió pensar que eras una puta buena.

-¿Una puta mala entonces?

-No sé…lo que te voy a decir tomalo como quieras…no termino de entender cómo una mina como vos…

-¿Una mina como yo…qué?

-Te repito…no sé cómo decírtelo…

-Lo digo yo…inteligente, sensible…no se entiende que trabaje de puta…

-Algo así.

-Me causa gracia lo tuyo…a los hombres las putas y las monjas les provocan las mismas reacciones…sobre todo cuando las putas y las monjas nos corremos un poquito del lugar habitual que se nos asigna.

-No se me había ocurrido pensarlo así.

-¿Y cómo lo habías pensado?

-No pensaba en una respuesta tan elaborada

-Míralo al pendejo agrandado tomándome el pelo.

-Parece que la única habilitada para tomar el pelo sos vos.

-Vos también sos medio raro Lucio Visconti…a veces parecés un gil de cuarta y a veces me asombrás con tus arrebatos de ganador; a veces parecés recién salido del cascarón y otras veces me sorprendés por tu astucia y, sobre todo, por tu inteligencia política.

-¿Y qué te gusta más de mí?

-Te lo digo una sola vez y no para que te agrandés: de vos me gusta todo…el vivo, el político ligero me sorprende, pero el gil me da mucha ternura…es raro…pero te lo juro, nunca me voy a arrepentir de haberte ganado.

-¿Nunca se te ocurrió pensar que yo te gané a vos?

-Lo pensé. Y todo puede ser posible. De una cosa estoy segura:  si estás a mi lado no es porque sos un buen cliente…

-¿Otro café?

-Otro

-A la final, de Durán no me contaste nada.

-Ya te dije lo más importante. ¿Qué más querés saber?

-Estábamos hablando si es así como se muestra…

-Si eso te deja tranquilo te digo que es así. En tipos como Durán las apariencias no son casuales: el tono de la voz, los modales, la manera de caminar, el modo de tomar una copa de whisky, la mirada que lanza cuando alguien se acerca o habla a sus espaldas, el cuidado que tiene con la ropa y el peinado, todo, todo eso, no viene del aire, es algo adquirido, adquirido en la noche, en prostíbulos baratos y de los otros, en tugurios de mala muerte, en garitos poblados por viciosos, en esos bodegones de madrugada donde llegan todos los náufragos de la noche, al lado de tipos despiadados, enfermos, derrotados y malditos, jugándosela en las buenas y en las malas…

-¿También hay malas?

-Claro que las hay y, según se mire, superan por lejos a las buenas. Un tipo como Durán es lo que es porque, en primer lugar, aprendió a perder, a aguantárselas lo que se dice.

-Supongo que no es un tipo feliz.

-No, no lo es; tampoco es un desgraciado, pero te diría que es un tipo trágico.

-Ahora sos vos la que te ponés complicada.

-No me pongo complicada, el personaje es complicado. Te cuento la última y ponemos punto final al tema porque no nos vamos a pasar toda la tarde hablando de mi patrón. Hace tres o cuatro años, cuatro para ser más precisa, le pasó algo que hasta el día de hoy se comenta en la facultad. Durán salía con una chica que se llamaba Paula. Era pampeana, pampeana o mendocina, no importa. Muy linda, muy linda y con mucha plata. Se conocieron en la facultad y ella cayó rendida ante la pinta de nuestro amigo. Se pusieron de novios y te aseguro que él estaba muy metejoneado, un tipo que cambiaba de mina todas las noches de pronto se transformó en un novio bueno, en un galán tierno y suave.

-¿Y qué pasó?

-Todo andaba bien entre ellos, pero a veces discutían, nada importante, discutían como discuten todas las parejas del mundo. Ella algo sabía de su vida y de vez en cuando le reprochaba esa vida que él prometía superar…la discusión que importa se dio una siesta, una siesta de invierno en avenida Freyre. Lloviznaba y hacia frío, todo parecía complotarse para lo peor. No sé muy bien cómo se dieron las cosas. Él tampoco lo recuerda o no quiere recordarlo. Discutieron. En realidad salieron discutiendo del restaurant donde habían estado almorzando; palabra va palabra viene ella le dijo algo que él consideró ofensivo…

-Y él le metió un puñete.

-Durán a cualquier mujer por la mitad de lo que ella le decía la hubiera desfigurado.

-Según me dijo Mara es un sádico, un hijo de puta.

-Llamalo como quieras… es lo que es…, pero vaya uno a saber por que motivos con Paula fue diferente, intentó ser diferente… a ella le permitía todo porque, aunque no lo quieras creer, estaba enamorado, amaba a su Paula.

-Termina con el suspenso y contame que pasó.

-Pasó lo peor. Los dos estaban discutiendo en la vereda; discutiendo boludeces, que es lo que suelen discutir todas las parejas del mundo. Algo le dice él, creo que incluso le gritó y ella se pone a llorar.

-¿No es que la trataba bien?

-No la cagaba a puñetes…pero te imaginarás que aunque se lo propusiera no podía ser un novio delicado y modosito…

-¿Entonces?

-Como te cuento…no sé qué le dijo, seguramente no fue un piropo y ella se pone a llorar y sale corriendo en dirección a la calle…justo cuando pasa un auto que la mata en el acto, delante de él.

-Mierda.

-Si, mierda. Nadie pudo hacer nada. Paula murió en el acto: tenía veintiún años…

-¿Y a él le pasó algo?

-Después de verla morir a ella, todo lo que le podía pasar no tenía importancia. Lo detuvieron, aunque estuvo menos de veinticuatro horas en cana. En la facultad dijeron que él le había pegado y que ella cayó a la calle y allí la atropelló el auto. Yo sé que no fue así. Los padres de Paula batieron parche para que investiguen, pero no pasó nada. Y no pasó nada porque a Durán lo peor ya le había pasado.

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