El riesgo de negociar con tramposos, tahúres y cuenteros

—Se va a terminar la costumbre de hacer promesas electorales y no cumplirlas -dice José.

—¿Por qué esa bravata? -pregunta Abel.

—¿Hace falta aclararlo? Tus amigos de Cambiemos prometieron que el Impuesto a las Ganancias se iba a terminar si ganaban las elecciones y ahora ponen el grito en el cielo porque a los peronistas se nos ocurre que deben cumplir sus promesas.

—No son los peronistas los que tienen más autoridad moral para reclamar cumplimiento de promesas electorales -digo.

—Ponele que no tengamos esa autoridad moral, pero eso no los habilita a ustedes a hacer lo mismo, es decir, prometer y no cumplir.

—Cuando el gobierno concluya su mandato -dice Marcial que acaba de pedirle a Quito que le sirva su taza de té con galletitas- se evaluará si cumplió o no sus promesas; pero no son ustedes, los peronistas que durante doce años no hicieron nada por poner límites a ese impuesto, los que están en condiciones morales de exigir que se cumpla una promesa que, dicho sea de paso, se está cumpliendo, gradualmente pero se está cumpliendo.

—Vamos a los bifes y no nos vayamos por la tangente -responde José-: se está a favor o en contra de los trabajadores.

—Los que dejaron al país con más del treinta por ciento de pobres ahora se ponen la camiseta de los trabajadores -comenta Abel en voz baja.

—Yo quiero advertir -digo- que el Impuesto a las Ganancias afecta a los sectores medios y altos y no a los pobres.

—Es un impuesto a los trabajadores -insiste José.

—De eso deberías haberte acordado cuando eran gobierno.

—Nos acordamos ahora.

—Tarde lo hacen, pero, además, les advierto que no se van a salir con la suya… En esta Argentina no hay lugar para irresponsables o demagogos. Massa va a concluir como un cadáver político si continúa con sus joditas de hacerse el peronista piola.

—Yo pregunto -dice Quito, el mozo, que estaba escuchando mientras servía café y té- ¿por qué no se puede levantar un impuesto que nos jode a todos?

—Primero que a vos no te jode -le dice Abel- porque tu sueldo está por debajo de lo establecido… tu sueldo real, porque lo que levantás con propinas y lo que te pagan en negro no suma para este impuesto; pero en segundo lugar, lo que hay que entender es que el Estado no se puede desfinanciar. El Impuesto a las Ganancias recauda, pesos más pesos menos, alrededor de 450.000 mil millones… ¿qué hacemos? ¿Con qué cubrimos ese agujero de plata?

—Los compañeros ya lo dijeron -responde José-: cobrándoles a las mineras, al capital financiero, a la timba.

—Tus compañeros ya admitieron que lo que decían era un disparate o una mentira y fueron los gobernadores -algunos gobernadores- los que se lo recordaron. Recaudando con esos impuestos, absolutamente distorsivos y hasta anticonstitucionales, apenas se cubriría el diez por ciento de lo que se necesita, pero además ¿por qué les vamos a cobrar a las empresas mineras cuando hace unos meses les prometimos -los compañeros gobernadores peronistas de Catamarca, San Juan y La Rioja- que no les íbamos cobrar impuestos… esa es la seriedad que tenemos?

—Nosotros tenemos que ser serios con los trabajadores, no con las mineras…

—Ustedes no son serios con nadie, ni con los ricos ni con los pobres…, pero además, son tramposos… porque, no jodamos,… hasta los economistas de Frente Renovador saben muy bien que ese proyecto no puede funcionar, pero le dieron pata porque los muchachos esperaban que Macri vetara el proyecto y entonces quedaban como Gardel, como los defensores de las buenas causas y Macri como el presidente de los ricos.

—Lo que ocurre -dice Marcial- es que Macri tampoco mastica vidrio y les respondió con la misma moneda. ¿Quieren aprobar esa ley? Pues bien, aprueben, pero que los gobernadores pícaros sepan que nosotros no la vamos a vetar.

—¿Y eso?

—Porque claro, los muchachos de Catamarca, San Juan, Formosa, Chubut se hacían los piolas y apostaban a que una ley que, en primer lugar, los va a joder a ellos, Macri la vete, con lo que hubieran hecho una carambola a tres bandas… pues bien, se equivocaron, Macri amenazó con no vetar la ley y entonces se dieron cuenta de que se les venía la noche, se les quemaba el rancho porque con el proyecto de los compañeros Massa y Kicillof, los gobernadores se quedaban sin obra pública o sin políticas sociales, porque el Impuesto a las Ganancias es coparticipable y ellos son los principales beneficiarios.

—Ustedes lo que hacen es manejar a los gobernadores con la chequera.

—Y si lo hacemos -responde Marcial- será porque aprendimos de ustedes, pero quédense tranquilos, por más que nos esmeremos nunca lo vamos a hacer tan bien, y en esto hay que ser sincero y admitirlo: a la hora de apretar, robar y mentir, a ustedes no hay quién les gane.

—Lo peor de todo -digo- es que Massa se manda esta jodita cuando la ley de presupuesto ya estaba aprobada y sabiendo que un pacto político que nunca se puede romper es el que establece que la oposición no puede imponerle al gobierno su política tributaria, porque una cosa es oponerse a un impuesto injusto y otra, diferente, es dictarle cómo y dónde tiene que cobrar los impuestos.

—Lo que no entiendo -dice Abel- es por qué el gobierno mandó este proyecto a sesiones extraordinarias, cuando sabía que no tenía mayoría.

—El gobierno sabe desde que ganó las elecciones que no tiene mayoría en el Congreso, y si bien mandó el proyecto a Extraordinarias, hay que entender que fue parte de un acuerdo político a través del cual el gobierno se comprometía a mandar Ganancias a Extraordinarias si se aflojaba con los reclamos sobre la ley de emergencia social.

—Ustedes siempre negocian.

—Claro que lo hacemos y ésa es nuestra principal virtud, pero para negociar en política hay que respetar los códigos, tener palabra, jugar limpio, virtudes que ustedes desconocen.

—Es más -agrega Abel- se acordó plata para los piqueteros, cosa que a mí personalmente me desagrada, porque no se le puede regalar plata a esos atorrantes, pero bueno, el gobierno sabrá, y además se les reconocieron las obras sociales a los mafiosos de los sindicatos, cosa que tampoco me gusta, pero bueno, algunos sacrificios hay que hacer…

—Y los compañeros le pagan votando una ley que ellos saben que es de imposible cumplimiento, que la votaron para ponerlo al gobierno contra las cuerdas, para ganarse el aplauso fácil de la tribuna y con la esperanza, en el caso de los gobernadores que apoyaron este engendro, que Macri la vete porque sabían que de no ser así los principales perjudicados eran ellos.

—No comparto -concluye José.

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