Una entrevista servil, complaciente y alcahueta realizada por periodistas serviles, mediocres y alcahuetes. No hay posibilidad de otra calificación al lastimoso espectáculo brindado en C5N. Si algún valor merece destacarse después de casi dos horas de “reportaje” es que la Señora demostró como los viejos Borbones que no olvidó nada ni aprendió nada.
“Cristina en estado puro”, podría haberse calificado la sesión. Se la podrá criticar, pero lo que no se le puede desconocer que es siempre ella misma. Todo se organizó para que la Señora se exhiba con todas sus virtudes: periodistas obsecuentes, adulaciones, preguntas que no son tales porque no fueron otra cosa que introducciones para que ella se luzca. Tampoco faltaron los consejitos, los chichoneos, los arrumacos, las lecciones, al estilo maestra Ciruela. Después sus mohines compulsivos, su viscoso sentido del humor, sus relámpagos de histeria, su indisimulado fastidio cada vez que, incluso, alguno de sus alcahuetes pregunta algo que ella estime que no se ajusta exactamente al guión convenido. Y nada más.
Los silencios fueron infinitamente más importantes que las palabras. Ni una frase, ni una palabra, ni un gesto sobre los siguientes temas: inflación, pobreza, inseguridad, corrupción, causas penales. Mejor dicho: todas estas desgracias parecen que llovieron desde que Macri llegó al gobierno, porque cuando Ella fue presidente ya se sabe que la inflación era un invento de los gorilas, la pobreza una maniobra para estigmatizar a los pobres, la corrupción un invento de Magneto y la inseguridad una perturbadora sensación espiritual. También algunos nombres parece que estuvieron proscriptos: Amado Boudou, Morsa Fernández, Lázaro Báez, los López, César Milani, Julio De Vido, Hebe Bonafini… es decir los grandes pioneros de la causa nacional, popular y antiimperialista.
La provincia de Santa Cruz fue otras de las ausentes. Treinta años en el poder, pero la culpa de todo lo que sucede posiblemente la tienen Magneto o Trump. Sobre la fortuna adquirida por el matrimonio nacional y popular, ni una palabra. Acerca de los millones de dólares depositados en la cuenta corriente de la tonta de Florencia, ni una palabra. Periodismo nacional y popular que le dicen.
Si alguna utilidad tiene la bochornosa puesta en escena de C5N, es la de presentarla en las facultades de periodismo como lo que no debe ser una entrevista, aquello que un periodista que respete la profesión jamás debe hacer. La pedagogía cuenta con sus propios recursos. Así como una entrevista de Oriana Fallaci es recordada y estudiada como un modelo de cómo debe preguntar una periodista, lo de Navarro, Sylvestre, Ballaster y Morales, debería ser presentada como exactamente lo opuesto. Y uno de los ejercicios que se le podría presentar a los estudiantes podría ser el de leer las preguntas y colocar en su lugar las que debería hacer un profesional que se estime él mismo y estime su profesión.
Acerca de las entrevistas políticas se ha hablado y se ha escrito mucho, pero básicamente podría sintetizarse diciendo que las preguntas de un periodista deben apuntar a una contradicción, o a señalar un punto que no está claro o es confuso. Una entrevista no se hace para que el entrevistado nos cuente sus hazañas, sus logros y nos diga lo bueno que es. Para decir eso no es necesaria la entrevista y mucho menos el periodista, porque los políticos a través de sus discursos y sus secretarías de prensa se encargan con bastante eficacia de recordarnos lo que hacen bien. Una entrevista se hace en primer lugar para echar luz sobre las oscuridades. Con todo respeto, con los mejores modales por parte del periodista, pero el entrevistado tiene que contestar sobre lo que calla, lo que explica mal o lo confuso. No se trata de transformar una entrevista en una sesión de apremios ilegales, pero no hay entrevista si no hay contradicción, no hay entrevista si no se habla de aquello que el entrevistado no habla o no explica o explica mal. ¿Y quiénes son los destinatarios de la entrevista? La sociedad, los lectores, los oyentes, los espectadores. El pueblo.
De lo que trata es de informar al soberano. No de hacer publicidad como cree Morales, Navarro o Sylvestre. Siempre recuerdo a esos viejos periodistas que iniciaban su entrevista diciendo: “A nuestros lectores les interesaría saber…”. ¿Queda claro? En una entrevista, ¿respetamos al lector o nos transformamos en alcahuetes del entrevistado? El periodista, ¿le rinde tributos a la verdad o a la mentira? Así de sencillo y así de complicado.
Recuerdo a Mirtha Legrand preguntándole a Patti si es un torturador. O a Menem si es un ladrón. O a Macri por qué no cumple con sus promesas electorales. Irónicas lecciones de los tiempos. Mirtha Legrand. Periodista mucho más incisiva, mucho más valiente, mucho más leal a la profesión que los supuestos y combativos periodistas nacionales y populares.
La tarea no es tan complicada, pero hay que saber hacerla. Sobre todo, disponer de la libertad, la honestidad intelectual y el coraje de hacer lo que se debe. Si lo entrevisto a Alfonsín, le debo preguntar sobre la hiperinflación o el Pacto de Olivos. Y eso con independencia de que lo haya votado o lo quiera. Y si lo entrevisto a Menem, le debo preguntar sobre los negociados de Swift o la venta de armas. Y si hablo con De la Rúa, debo conversar sobre las coimas del Senado y la Banelco. Porque el periodista interroga al poder y echa luz sobre las sombras del poder. Por lo tanto, si hablo con los Kirchner, hasta un chico de cinco años jugando al periodismo sabe qué debe preguntarle. Para ello ni hace falta ser periodista porque cualquiera lo sabe. Menos los periodistas de C5N.
Lo dije en otras ocasiones: para Cristina no hay libertad de prensa, lo que hay es periodismo servil y alcahuete. Los demás son conspiradores, desestabilizadores, golpistas o pagados por la sinarquía internacional. En estos temas, Ella y Él han sido rigurosamente coherentes. La tarea del periodista para los K se reduce a poner el micrófono y no abrir la boca. Que Ella diga lo linda, inteligente y buena que es. Y nada más. Después húmedas sonrisas y aplausos obsequiosos. Periodismo K.
EL COMPAÑERO PAPA
El compañero Papa le envió una carta solidaria a Milagros Sala. Hace unos días supimos de otra carta a Hebe Bonafini. Como le gusta decir a mi abuelo: este muchacho no se equivoca nunca. Hebe Bonafini, Milagro Sala, Guillermo Moreno, Cristina Kirchner. Después los silencios. Y no espirituales precisamente. Ni una palabra sobre las masacres en Venezuela. Ni un gesto, ni una frase, ni una oración para las esposas de los presos o las viudas. Tampoco una palabra a las Madres de Blanco en Cuba. O a los familiares de los estudiantes masacrados en México. Pero eso sí: con Milagros Sala y Hebe Bonafini, toda la solidaridad evangélica del mundo. Incluso el reconocimiento de que esas cartas van a ser usadas políticamente. Curiosa y conmovedora ingenuidad por parte de un jesuita y de una institución que a lo largo de dos mil años ha exhibido una singular maestría para lidiar con las intrigas de la diplomacia y los oscuros y resbaladizos laberintos del poder.
ELISA CARRIÓ
Podría postularse que el PRO es un proyecto político promovido por hombres y mujeres de derecha obligados por las circunstancias o los vientos de los tiempos a correrse hacia el centro e incluso el centro izquierda. Ese tránsito no es un paseo bucólico por la vida sino un proceso escabroso con sus contradicciones y contrastes. Muchos de los errores e incluso torpezas cometidos por funcionarios se explican a partir de ese pasaje que deben realizar funcionarios no preparados precisamente para ello. Lo hacen como pueden. Y hay que admitir que a veces lo hacen bien. Pero lo más importante a destacar en este caso es que son conscientes que deben hacerlo si quieren seguir gobernando. Pues bien, el garante político, o el principal garante político de ese proceso, tal vez la orientadora o la que avanza sin necesidad de linterna porque sabe dónde quiere ir y posee la decisión de hacerlo, es Lilita Carrió.