Las lecciones del Pata Medina

Cristina Kirchner corre el riesgo cada vez más visible de ser algo así como la Herminio Iglesias del peronismo. O, utilizando la jerga de los “compañeros”: la mariscal de las derrotas. El problema es que en tiempos de Herminio Iglesias el peronismo contaba como alternativa de cambio con un Cafiero y con un Menem. Nada parecido se avizora hoy en el horizonte.

Le guste o no a los peronistas, Cristina es la dirigente peronista con más votos. Y la culpa no la tiene Macri. El drama del populismo es que Cristina es la que tiene más votos, pero esos votos no alcanzan para ganar. La tragedia es que en estas condiciones a los peronistas les aguarda una larga travesía en el llano. Y el peronismo sin los recursos del Estado es un gigante con pies de barro.

Tal como se presentan las cosas, el destino de la Señora será el de atrincherarse en el Senado, refugiarse en los fueros y prenderle velas a San Antonio para no terminar entre rejas. No está descartado que su banca sea vecina a la de Menem, con quien se parece cada vez más, si es que aceptamos que alguna vez fueron diferentes.

Amargas lecciones de la historia: el Senado transformado en un aguantadero de ex presidentes peronistas. Más de veinte años de historia resumidos en estos dos “obsequios” que el peronismo nos brindó a los argentinos. Menem y Cristina. Si alguien quiere ser más puntilloso o exigente podríamos agregar a Isabelita y Lastiri, también presidentes por la causa nacional y popular. Pero se me ocurre que con Menem y Cristina alcanza y sobra para aprender acerca de las elocuentes lecciones de la historia.

En realidad, a este aprendizaje tenemos oportunidad de realizarlo diariamente. Sin ir más lejos, en esta semana la clase magistral la brindó el señor o el compañero Juan Pablo “Pata” Medina. Con teórico y trabajo práctico incluido. Hoy, el compañero “Pata” es el paradigma del mal. Ahora, nos enteramos de sus millones y de sus aprietes. De sus aficiones piromaníacas, prometiendo incendiar obras en construcción, casas y ciudades.

Su última promesa neroniana fue la de prender fuego a la provincia si intentaban meterlo preso. Atrincherado en su sindicato, su situación escénica recordaba a los carapintadas alzados en armas contra una orden judicial y el Estado de derecho. Finalmente se entregó, lo cual para él seguramente será una desgracia pero para la nación es un alivio.

Todo queda en familia

El señor “Pata” es ahora una sucia crónica policial. Se quedó solo. O, mejor dicho, solo con sus cómplices que en este caso son, en primer lugar, sus familiares. El peronismo que lo cobijó y lo honró durante años hace silencio. Incluso algunos dirigentes lo condenan o se preocupan por tomar prudente distancia. Me parece bárbaro. Me parece bárbaro que la CGT, el PJ, incluso algunos intendentes, emitan declaraciones a favor de la paz y en contra de la violencia, a favor de la transparencia y en contra de la corrupción. Conmovedor. Si hasta dan ganas de creerles.

La soledad del compañero “Pata” es patética. Y es lo que se merece. Ahora bien, ¿recién ahora se enteran los compañeros de las andanzas de quien fuera dirigente máximo de la Uocra en La Plata durante los últimos veinte años? ¿Recién ahora se enteran de que extorsionaba empresarios, chantajeaba funcionarios del poder, incendiaba obras en construcción cuyos titulares no se sometían a sus exigencias? ¿Nadie sabía hasta ayer de los cien autos, de los yates, aviones, departamentos y terrenos? ¿A nadie le había llamado la atención este personaje que se exhibía pistola en mano y que celebraba sus macabros rituales populistas desde el balcón del sindicato, prometiendo el oro y el moro a los trabajadores que, casualmente, integran el sector más humilde y más sufrido del mundo del trabajo? ¿Nadie lo sabía?

El problema de los tiempos que corren es que hay grabaciones, fotos y filmaciones. “El Pata” con Scioli; “el Pata” con Insaurralde; “el Pata” con Moyano; el hijo del “Pata” pistola en mano; la mujer del “Pata” rodeada de matones y decidiendo como Agata Galiffi; “el Pata” con Cristina, por supuesto; una de sus hijas candidata a concejal de la lista que apoya a Cristina.

Preguntas para hacerse un domingo a la tarde nublado y con lluvia: ¿“el Pata” es la excepción del sindicalismo peronista o es la constante? Su corrupción, su prepotencia, su comportamiento mafioso ¿son contradictorios o son coherentes con su cuna política? ¿Hay otro lugar de la política nacional en que pueda incubarse un “Pata” que no sea en el peronismo? Su actual desgracia ¿es producto de un error o es la consecuencia inevitable, lógica si se quiere, por haber sido coherente con lo que aprendió desde sus inicios en el sindicalismo peronista? ¿Hay otra forma, otra manera, de ejercer el sindicalismo o fatalmente los sindicatos están condenados a ser aguantaderos de matones, refugio de malandras, cueva de lúmpenes y botín para saciar la codicia de los “Pata” Medina que por desgracia abundan en el gremialismo criollo? ¿Se ingresa a un sindicato para defender los derechos de los trabajadores o se ingresa a un sindicato para enriquecerse como un gángster?

Sin chantajes

¿Un país sin sindicatos? Imposible. Imposible e injusto. Una sociedad democrática es una sociedad, entre otras cosas, con sindicatos, con gremios, con cooperativas, con mutuales. El problema o los problemas no son los sindicatos, sino los sindicalistas mafiosos, los gremialistas perpetuados en el poder…; el problema -o el doloroso contraste- es esta realidad de dirigentes sindicales multimillonarios con afilados pobres y, en más de un caso, indigentes.

Basta de chantajes emocionales. Que “el Pata” Medina o el Caballo Suárez o el señor Pedraza estén presos no es un ataque a los trabajadores como pretenden presentarlo los populistas. Es exactamente lo contrario. Porque son estos sindicalistas los responsables o los co-responsables de la pobreza y la desocupación.

Los argentinos nunca nos vamos a lamentar lo suficiente por no haber democratizado los gremios en los inicios de la democracia. Aquel pacto sindical-militar denunciado por Alfonsín pudo ser desarticulado en parte con el juicio a las Juntas, pero faltó el juicio y la condena a uno de los factores de atraso y barbarie más importante de la política nacional. Conclusión: no se aprobó la Ley Mucci y ahora nos merecemos a “los Pata” Medina.

El futuro de la Argentina se juega en estos desafíos. O terminamos con la rosca de sindicatos mafiosos, intendentes del Conurbano fulleros, políticos tramposos, policías corruptos, empresarios prendidos a las ubres del Estado y jueces venales, o ellos terminan con nosotros.

Nada se hace de la noche a la mañana. Pero tampoco nada se hace si no se tiene claro lo que hay que hacer. No es sólo una cuestión de tiempos, es una cuestión de decisión. De claridad. De responsabilidad si se quiere. Responsabilidad respecto del país que queremos vivir y, sobre todo, de responsabilidad acerca del país que queremos dejarle a nuestros hijos y nietos.

Creo, quiero creer, que los argentinos nos merecemos algo mejor. Y sobre todo quiero creer que no nos merecemos vivir en un país donde “los Pata” Medina sean el paradigma y el modelo ético y moral de la sociedad. Hay esperanzas por supuesto. Los argentinos estamos demostrando que es posible un país distinto, una Argentina mejor. Que hoy “el Pata” Medina esté preso y sus cómplices políticos y sindicales se vean obligados a hacer silencio o condenarlo de la boca para afuera, es una prueba de que algo está cambiando en estos pagos.

Claro que no va a ser fácil. La hegemonía populista permitió que este país se modelara a gusto y placer de “los Pata” Medina. No está escrito en ninguna parte que fatalmente vayamos a vivir mejor. Para bien o para mal, todo dependerá de nosotros. Si los argentinos nos convencemos de que es posible una convivencia más civilizada, una vida más justa y más libre, poco a poco lo iremos logrando. No pretendo vivir en un paraíso. Pero tampoco en un infierno. Modestamente, pretendo que, por lo pronto, esta Argentina no sea el infierno cotidiano de nosotros y el paraíso de “los Pata” Medina.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *