Como reza el tango, “humedad, llovizna y frío”. Los que saben dicen que el tiempo sin sol y agua continuará durante toda la semana. “Lindo clima para vivirlo en el café, con los amigos, hablando, disfrutando de las horas, celebrando el mito masculino de la amistad”, digo y me acomodo en la silla como para pasar toda la mañana en el bar…
-Con sus luces y sombras -agrega el cura Ramón, que para estas cosas le gusta jugar siempre el rol de aguafiestas-, porque también existe la amistad entre mujeres… el machismo nunca es un buen consejero -añade, y entonces Marcial lo abaraja al vuelo.
-No son ustedes los curas, inmensa congregación de hombres solteros, los que están en condiciones de darnos lecciones contra el machismo.
El cura se ríe y parece que la va a dejar pasar, pero después de un trago de mate cocido dice:
-Desde María a Magdalena, las mujeres han sido importantes en el Evangelio; es más, fueron decisivas.
-Las únicas.
-No, hay muchas más, la Buena Palabra fue para todos, hombres y mujeres. Es más, Dios quiso que fueran iguales a los hombres.
-¿Está seguro?… porque no parece ser esa la actitud de la Iglesia.
-No estoy seguro, estoy segurísimo. Si Dios hubiera querido que la mujer fuera inferior, la hubiera sacado del pie del hombres; si hubiera querido que fuera superior, la hubiera sacado de la cabeza del hombre… pero la sacó de la costilla… es decir, del costado… y lo hizo para que fueran iguales, para que se acompañaran en igualdad de condiciones.
-Pero los apóstoles fueron todos varones -agrega José- y según tengo entendido no eran solteros, por lo menos la mayoría de ellos no lo eran.
-¿Parece que para criticar a la iglesia se han puesto a leer el Evangelio?… sin duda que los caminos que abre el Señor para darle a los pecados la posibilidad de conocer la buena nueva son infinitos.
-Infinitos son los recursos retóricos de la iglesia para explicar hasta lo inexplicable -digo.
-Los misterios no se explican -dice Marcial con tono de sorna.
-Los misterios se revelan -responde el cura Ramón- pero revelados o no, existen, les guste o no a ustedes, el misterio existe y hay que asumirlo y además vivirlo.
-El misterio puede que exista -responde Marcial- y yo puede que lo acepte, pero ustedes al misterio lo resuelven con otro misterio, con lo cual tenemos entonces dos misterios y yo por lo pronto me conformo con arreglarme con uno solo.
-Yo le acepto muchas cosas a la Iglesia -dice José- pero convengamos que el trato a las mujeres es desigual y ni hablar el trato a las monjas.
-Yo no me voy a pasar la mañana -dice el cura, y por el tono de la voz se nota que está perdiendo la paciencia- explicándoles a ustedes, pecadores irredentos, lo que es la fe y lo que significa consagrarse a Dios, no lo van a entender y lo poco que entiendan no les va a gustar, por lo tanto, lo único que les digo es que las monjas no son “las monjitas” como algunos de ustedes les dicen compasivamente; son mujeres bravas, convencidas de su fe y de su causa y algunas son bravísimas.
-No me consta -dice Marcial.
-Te nombro una porque es conocida: Marta Pelloni… la conozco y lo que menos se puede decir de ella es que se trata de una mujer sumisa y sometida. Todo lo contrario. Y si no, preguntale a tus amigos los Saadi, cómo les fue con la monjita. O a los que trafican bebés desde Corrientes a Misiones y desde Misiones y el Chaco a Paraguay.
-Todo lo bravas que quiera, pero no pueden dar misa -observo.
-¡Y a vos qué mierda te importa si las monjas pueden o no dar misa! -responde el cura levantado la voz, pero, como si se hubiera arrepentido, sonríe para probar que no está enojado- y que los curas no nos casemos… y te lo adelanto: yo soltero ando muy bien y si mañana nos autorizaran a casarnos, lo más probable es que siga soltero… vivo muy bien así como para andar cambiando a esta altura del partido.
-No sé qué mujer lo va aguantar a este cura chinchudo -dice en voz baja Marcial.
-A mí el único que me tiene que aguantar es Alguien en quien ustedes no creen y al que yo le he consagrado mi vida.
-Pero mientras tanto, celibato para los hombres y mujeres sin dar misa.
-Son temas que no son definitivos.
-No me diga que las monjas van a dar misa y los curas se van a casar.
-Yo no te digo nada; lo único que te puedo decir es que los tiempos de la iglesia no son los de ustedes y que los cambios existen pero son lentos, propios de una iglesia que tiene más de dos mil años de existencia y a la que no le ha ido tan mal haciendo las cosas con la lentitud que corresponde… nuestro tiempo es otro, y ese detalle ustedes tampoco lo van a entender.
-Allá los curas con sus tiempos -digo-, yo lo que pienso es que me debo arreglar con mi tiempo, que es el tiempo con el que nos manejamos todos, un tiempo finito y en el que tenemos que tomar decisiones… como les gusta decir a ustedes: a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César; y yo me tengo que manejar con el César no con Dios.
-Más que con el César, con Mauricio -añade José.
-Menos mal que es con Mauricio, porque si fuera con la que te dije, ni necesito morirme para ir al infierno.
-A la que vos te referís con ese despreciativo y gorila “la que te dije”, es la mujer que me ha reconciliado con la política, con los proyectos liberadores y las esperanzas de una sociedad más justa…
-Como dijera un escritor conocido -digo- el camino al infierno está lleno de buenas intenciones.
-La relación que un tipo como yo y la gente del pueblo en general tenemos con Cristina es algo que ustedes los gorilas nunca lo van a entender.
-Pará la chata José -le digo un poco en joda, un poco en serio- puedo consentir hasta cierto punto que el cura hable del misterio de la fe y su relación con Dios, pero que vos me vengas a plantear algo parecido con la señora Cristina, es algo que me supera… ¡qué querés que te diga!…es superior a mis fuerzas.
-A mí no me sorprende -dice Marcial- el peronismo es una acto de fe, pero un acto de fe oscurantista, por lo que muy bien podría decirse que más que una fe es una superstición…
-No me sorprende que los gorilas califiquen con estos términos a la experiencia política y social más formidable del pueblo argentino… son los mismos que alguna vez nos dijeron aluvión zoológico…
-¿Y acaso no lo eran y no lo son? -pregunta Marcial con una sonrisa burlona.
-Es increíble -dice José levantando un tono la voz- es increíble… los peronistas cambiamos, algo, pero cambiamos, pero los que no cambian nunca son los gorilas: ayer civilización y barbarie; hoy aluvión zoológico: ayer el hada rubia, hoy la yegua… perdónenme pero sigo creyendo que el peronismo es lo único serio en este país de pacotilla.
-Eso es evidente -responde Marcial- pienso en Menem, Néstor y Cristina y está claro que lo que nos ocurrió fue muy serio, tan serio y formidable que no terminamos de darnos cuenta de lo serio y formidable que fue.
-Yo no es para echarle leña al fuego, pero agregaría a ese friso de próceres los nombres de Lastiri, Isabel y López Rega… esos entrañables obsequios que nos brindó la formidable experiencia social y política a la que adhiere nuestro amigo José.
-No comparto -concluye José.