Los cuadernos de Oscar Bernardo

Mientras tomamos el café de la mañana -acompañado de medialunas y sacramentos- miramos la pantalla del televisor. La noticia de la mañana son las coimas. Mejor dicho: el chofer que trasladaba las coimas cumpliendo órdenes de sus superiores. Las coimas y los cuadernos que las relatan. El relato nunca deja de estar presente en la causa K. Incluso hasta para lo que no les conviene.

-Dios mío -exclama el cura Ramón- ¿nunca se van a cansar de robar?

-¿Quién se va a cansar, padre, de hacer algo que lo transforma en multimillonario con la certeza de la impunidad?

-Yo esperaría más información -dice José.

-¿Qué más necesitás saber para admitir que el gobierno que vos apoyás y la candidata que vos promocionás para 2019 son una ristra de ladrones y malandras del primero al último?

-A mi me resulta sintomático que justo cuando el gobierno está acorralado por sus planes económicos de ajuste y hambre, salga esta noticia -dice José.

-A mí, por el contrario, lo que me resulta sintomático -digo- es que no se haya conocido antes.

-Con el perdón de Dios -señala el cura Ramón- a mí lo que me escandaliza es que los responsables sigan en libertad.

-De Vido está preso -digo.

-También lo está Lázaro Báez, pero si están ellos dos; ¿cómo no está la jefa?

-Cura -digo- ése es un misterio más inescrutable que el del Espíritu Santo o la virginidad de la Virgen María.

-No es un misterio -dice el cura- sospecho que es complicidad, impunidad…

-Yo pregunto -dice Marcial- ¿cómo fue que llegaron estos cuadernos a la justicia?

-Parece -respondo- que hubo una excelente investigación periodística, es decir, parece que hay periodistas que honran su oficio y hacen las cosas bien.

-De acuerdo, bien por los periodistas, ¿pero quién llevó los cuadernos a ellos?

-Parece -insisto- que una vez más comprobamos que el hilo se corta por lo más delgado o, como le gustaría decir a Borges, hay en la historia una mujer que traiciona, en este caso la mujer de Centeno.

-“Dicen que una mujer fue y lo entregó a la partida, a todos tarde o temprano nos va entregando la vida”.

-Ahora bien -dice José- y sin ánimo de justificar a nadie… ¿cómo alguien puede ser tan pelotudo de guardar los cuadernos, es decir la prueba del crimen?

-Capaz que no lo hizo de pelotudo -dice el cura Ramón- capaz que lo hizo para cuidarse las espaldas o para tener desde donde apretar.. el alma humana tiene profundidades insondables…

-Yo no sería tan evangélico -digo- creo que este señor Centeno se guardó los cuadernos para protegerse o para apretar llegado el caso.

-Pícaro el señor Centeno.

-Justiciero, diría yo -dice Marcial- porque lo que me llama la atención de estos malandras es lo miserables que son. El señor Baratta, por ejemplo. Mano derecha de De Vido, alias el presidario, parece que nunca le tiró un mango y su gesto más generoso fue regalarle una valija, pero vacía. La misma valija que habían usado para trasladar un montón de fajos de dólares.

-Hay dos pescados que cayeron en la volteadas que me resultan interesantes -digo- uno es el impresentable del juez Oyarbide, y el otro, es un íntimo colaborador del señor Abal Medina.

-También hay un empresario -agrega José- porque si vamos a hablar vamos a contar todo… hay empresarios… y uno de ellos es el vocero de la empresa que dirige el señor Calcaterra, primito del compañero Macri.

-Eso a vos ya te deja conforme -exclama Marcial- ya no defendés a los compañeros, te alcanza con saber que un primo del presidente puede estar involucrado… realmente sos el campeón de las resignaciones.

-Lo que digo -agrego- es que en esta trama siniestra los que están hasta las manos son los empresarios, porque en este negocio están embarrados en la misma charca los empresarios y los políticos K. No hay corrupción sin complicidad de empresarios, es la moraleja.

-Y digo algo más -observa Marcial- de lo que estamos hablando es de los vueltos. Millones de dólares y son apenas vueltos, porque la matriz de la corrupción es mucho más amplia y profunda. Tan amplia que alguien llegó a decir que suma un PBI anual de la Argentina.

-¿Y usted cura qué tiene para decir?

-Que se haga justicia, justicia en la tierra, justicia en la Argentina… más no se puede pedir, tampoco menos.

-¿Alguna vez tendremos a un santo como presidente?

-No, creo que no, pero además creo que no es lo mejor que nos podría pasar… los santos están en el mundo para otra cosa, no para ser presidentes o hacer política.

-Es medio grave lo que está diciendo.

-No es grave, es justo y realista. “Si querés salvar tu alma, no busques esa salvación por las avenidas de la política”. Esto lo dijo un señor llamado Max Weber, que no era muy religioso que digamos, pero para decir esta frase seguramente estuvo inspirado.

-¿No es demasiado duro con la política?

-El alma no se salva haciendo política, pero tampoco necesariamente se pierde.

-¿Es tan complicado salvar el alma?

– No, no lo es, pero exige saber elegir y aprender a orientarse. No, no es tan complicado… para saber lo que hay que hacer alcanza con leer los Diez Mandamientos o el Evangelio. Un solo principio alcanza: Ama al prójimo como a ti mismo. Alcanza pero hay que hacerse cargo de esas siete palabras.

-Yo no sé -digo- qué es lo que hay que hacer para salvar el alma, pero sí sé lo primero que hay que hacer para ser un buen político

-¿Y qué es lo que hay que hacer?

-No robar. Primera norma. No alcanza, ya sé, pero si no se cumple con ese principio todo lo demás está podrido.

-En este tema nadie está en condiciones de tirar la primera piedra. Ni la iglesia y si no que me cuenten lo del Banco Ambrosiano. Como me dijo un amigo: en este mundo nadie mea agua bendita.

-El que dijo eso no tengas dudas -dice el cura Ramón- que es un corrupto, o un tipo decidido a proteger a los corruptos o un tipo que está esperando a que le hagan señas para corromperse. La contraseña los desenmascara: “Nadie mea agua bendita”. La coartada de la impunidades y de los malandras.

-Yo creo que la moral importa -dice Marcial- pero un presidente moralista que no sabe gobernar puede llegar a hacer desastres.

-Un decente que decide comprometerse políticamente aprende a gobernar. No jodamos… Para realizar esa tarea tampoco hay que estudiar en el Balseiro. No jodamos…

-Yo quiero insistir en una cosa -dice el cura Ramón- el pecado es una ofensa a Dios, pero es también una ofensa a nuestros hermanos; pero tan grave como el pecado es acostumbrarse a él. Alguien decía que la tarea del Diablo consistía precisamente no en empujarnos a pecar, porque eso parece que nos sale solos, sino a acostumbrarnos a que pecar es el acto más normal del mundo.

-¿A dónde quiere llegar?

-A esto que estamos viendo o viviendo. Me limito a comentar lo que veo y lo que leo. Nos están diciendo que durante diez años o doce años autos con bolsas de dólares saqueados de la nación iban a la residencia de Olivos y a la casa de la señora Cristina. Esto es terrible. Y lo más terrible es que nos resignemos a esto.

-Bueno… ahora hay mucha indignación -dice Marcial.

-Ahora, pero no sé cuánto va a durar. Hace años que se sabe todo lo que ahora aparece en los medios y sin embargo la señora Cristina sigue siendo la dirigente con más votos dentro del peronismo.

-Habría que preguntarse si ser corrupto es una falta o una virtud en el peronismo – dice Marcial con su habitual mala fe.

-Desde los griegos en adelante se dice que el hombre cambia -sentencia José- pero los que no cambian nunca, y no van a cambiar, son los gorilas.

-Si ser gorila es indignarse por el saqueo de los recursos nacionales por parte de una banda, yo soy gorila.

-No comparto -concluye José.

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