Mario Benedetti

  • Tres poemas de Mario Benedetti. No es mi poeta preferido o como le gustaba decir a Macedonio Fernández, «No duermo de ese lado».  Es ocurrente, es ingenioso, pero es demasiado militante para mi gusto y exhibe esa condición como si fuera la fuente excelsa de la sabiduría y la integridad moral. Su poesía llega, en el mejor de los casos, a integrar el repertorio del algún cancionero popular, lo cual no es un objetivo para subestimar, pero tampoco para sobreestimar, sobre todo en materia literaria en el país que dio escritores de la talla de Juan Carlos Onetti, Felisberto Hernández, Marosa Di Giorgio o Idea Vilariño. 
     
     
     

    GRIETAS

    La verdad es que
    grietas
    no faltan

    así al pasar recuerdo
    las que separan a zurdos y diestros
    a pequineses y moscovitas
    a présbites y miopes
    a gendarmes y prostitutas
    a optimistas y abstemios
    a sacedotes y aduaneros
    a exorcistas y maricones
    a baratos e insobornables
    a hijos pródigos y detectives
    a borges y sábato
    a mayúsculas y minúsculas
    a pirotécnicos y bomberos
    a mujeres y feministas
    a aquarianos y taurinos
    a profilácticos y revolucionarios
    a vírgenes e impotentes
    a agnósticos y monaguillos
    a inmortales y suicidas
    a franceses y no franceses

    a corto o a larguísimo plazo
    todas son sin embargo
    remediables

    hay una sola grieta
    decididamente profunda
    y es la que media entre la maravilla del hombre
    y los desmaravilladores

    aun es posible soltar de uno a otro borde
    pero cuidado
    aquí estamos todos
    ustedes y nosotros
    para ahondarla

    señoras y señores
    a elegir
    a elegir de qué lado
    ponen el pie.


     
     
     
           QUEMAR LAS NAVES
     
    El día o la noche en que por fin lleguemos

    habrá que quemar las naves

    pero antes habremos metido en ellas
    nuestra arrogancia masoquista
    nuestros escrúpulos blandengues
    nuestros menosprecios por sutiles que sean
    nuestra capacidad de ser menospreciados
    nuestra falsa modestia y la dulce homilía
    de la autoconmiseración

    y no sólo eso
    también habrá en las naves a quemar
    hipopótamos de wall street
    pingüinos de la otan
    cocodrilos del vaticano
    cisnes de buckingham palace
    murciélagos de el pardo
    y otros materiales inflamables

    el día o la noche en que por fin lleguemos
    habrá sin duda que quemar las naves
    así nadie tendrá riesgo ni tentación de volver

    es bueno que se sepa desde ahora
    que no habrá posibilidad de remar nocturnamente
    hasta otra orilla que no sea la nuestra
    ya que será abolida para siempre
    la libertad de preferir lo injusto
    y en ese solo aspecto
    seremos más sectarios que dios padre
    no obstante como nadie podrá negar
    que aquel mundo arduamente derrotado
    tuvo alguna vez rasgos dignos de mención
    por no decir notables
    habrá de todos modos un museo de nostalgias
    donde se mostrará a las nuevas generaciones
    cómo eran
    parís
    el whisky
    claudia cardinale

     
     
     
                                     ARTIGAS

    Se las arregló para ser contemporáneo de quienes nacieron
    medio siglo después de su muerte
    creó una justicia natural para negros zambos indios y criollos pobres
    tuvo pupila suficiente como para meterse en camisa de once varas
    y cojones como para no echarle la culpa a los otros

    así y todo pudo articularnos un destino
    inventó el éxodo esa última y seca prerrogativa del albedrío

    tres años antes que naciera marx
    y ciento cincuenta antes de que roñosos diputados la
    convirtieran en otro expediente demorado
    borroneó una reforma agraria que aún no ha conseguido el
    homenaje catastral

    lo abandonaron lo jodieron lo etiquetaron
    pero no fue por eso que se quedó para siempre en tierra extraña
    por algo nadie quiere hurgar en su silencio de viejo firme
    no fue tosco como lavalleja ni despótico como oribe ni astuto
    como rivera
    fue sencillamente un tipo que caminó delante de su gente
    fue un profeta certero que no hizo públicas sus profecías pero
    se amargó profundamente con ellas

    acaso imaginó a los futurísimos choznos de quienes
    inauguraban el pasito
    esos gratuitos herederos que ni siquiera iban a tener la
    disculpa del coraje
    y claro presintió el advenimiento de estos ministros alegóricos
    estos conductores sin conducta estos proxenetas del
    recelo estos tapones de la historia

    y si decidió quedarse en curuguaty
    no fue por terco o por necio o resentido
    sino como una forma penitente e insomne de instalarse en su bien ganado desconsuelo.


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