Luján: ¿Misa blanca o misa negra?

Llovizna frío. Extraño para octubre en Santa Fe. ¿Será el famoso calentamiento climático? Se pregunta José queriéndose hacer el chistoso. Marcial en cambio no está para bromas. Serio le pregunta al cura Ramón -que acaba de llegar- sobre lo sucedido en Luján.

-No tengo la menor idea -responde el cura. Marcial le reconoce que es un maestro para lavarse las manos. El cura insiste en que no sabe por qué decidieron hacer una misa en esas condiciones.

-No lo sé, pero tal vez lo sospeche -concluye.

-Todos sus jefes -le digo- los obispos, han estado comprometidos con esa misa.

-Todos mis jefes no -responde el cura.

-¿No me diga que usted admite que hay diferencias internas en la Iglesia católica? -dice José.

-No lo admito ni lo dejo de admitir -contesta el cura- lo que yo me limito a decirte es que es posible, bastante posible, que no todos los obispos coincidan con lo que se hizo, lo cual no sería nada nuevo, pero si me querés buscar la boca -agrega- te digo que si hay que hacer una misa para conversar con Dios acerca de la pobreza, desde ya te digo que sí.

-Lo que sucede -respondo- es que los feligreses de esta misa no eran pobres, eran millonarios y algunos millonarios con causas judiciales abiertas… así presentada, lo que se hizo está mas cerca de una misa negra que de una misa blanca.

-Y lo más grave -agrega Marcial- es que todo esto se hace con la anuencia del compañero Bergoglio. Los argentinos estamos condenados: ayer Puerta de Hierro; hoy Santa Marta… no nos equivocamos nunca…

-Yo creo que en la Argentina de hoy -dice José- en esta Argentina donde hay cada vez más hambre y menos trabajo, juntarse para reclamar por “Paz, pan y trabajo” es siempre bueno y, sobre todo, justo.

-A los únicos que beneficia tu convocatoria -digo- es a los malandras de los sindicalistas y a los Moyano en particular… yo seré sonso pero tanto tanto… la misa se hizo para blanquearlo a Moyano…

-Yo no sería tan terminante -dice el cura Ramón- puede que a mis hermanos algunos hechos se le hayan ido de las manos.

-Yo sí soy terminante -responde Marcial- hace dos mil años que ustedes hacen política, son una institución que ha tenido como funcionarios destacados a los Borgia, a Richelieu, a Mazarino… no pueden venir a decirme que la cosa se les escapó de las manos o que los curas no esperaban que los peronistas se iban a aprovechar de esta misa.

-Yo no te dije eso -responde el cura- dije que no sería tan terminante. En principio, te digo que en la Iglesia hubo hombres como Francisco de Asís; mujeres como Juana de Arco. Hubo mártires, luchadores sociales, místicos trascendentales, artistas… pero además te digo, la Iglesia está muy preocupada por la pobreza, siempre lo estuvo, pero las decisiones políticas no nos competen a nosotros…

-¿Y usted me va hacer creer -digo- que los curas no hacen política?

-Yo no tengo que hacerte creer nada… yo no me hice cura para hacer política, y mucho menos para hacer la política que vos creés que nosotros hacemos.

-Diga lo que diga, cura -respondo- admita que algunas explicaciones tiene que dar: el Papa se parece cada vez más a un puntero peronista; a los obispos de Luján, Lomas de Zamora, solo les falta cantar la Marchita e incluso algunos me dijeron que la cantaron… y el obispo de Lujan en particular, y no solo él, debería darnos explicaciones sobre las monjitas, el convento y los bolsos…

-Veo que hoy me tocó a mí atajar penales -comenta el cura y sonríe- yo estoy en la Iglesia y me hago cargo de lo que puedo y a veces mucho más de lo que puedo… alguna vez, hace una ponchada de años, un cura viejo me dijo en el seminario: soportaré a esta iglesia hasta que vea una mejor; y ella tendrá que soportarme a mí hasta que yo mismo me vuelva mejor.

-Hablando de iglesias mejores -dice Marcial- tenga cuidado, cura, con los evangelistas, acá y en toda América latina crecen cada vez más y se le están quedando con los pobres.

-A mí no me vas a sacar una palabra en contra de mis hermanos evangelistas -responde el cura- tampoco me voy a comportar como un puntero de barrio intentando convencer a cada hermano si se va o se queda en esta iglesia o en otra.

-Lo veo muy amplio -dice José.

-Es que lo soy… y creo que esa multitud es el mejor tributo que le puedo hacer a mi iglesia… si a Dios le gusta un mundo diverso supongo que es porque está convencido que el acceso a Él se puede dar por diferentes caminos…

-Insisto: ¡Qué amplio!

-Dejá de chicanearme y escuchá una vez en tu vida -responde el cura- si yo estoy en la Iglesia Católica es porque creo que es el mejor camino… y lo es porque no es un camino errado, fanático, hostil, sino un camino de amor, de fe, de comprensión.

-Lo que quiera cura -contesta José- pero mientras tanto en este valle de lágrimas cada vez hay más lágrimas y yo estoy convencido que mientras siga Macri habrá más lágrimas de la pobre gente.

-Si es así -dice Marcial- entonces hay que salir a la calle a pedir la cabeza de Macri… Club del Helicóptero en pleno.

-Yo quiero que el gobierno concluya su mandato -dice José.

-Lo disimulás bien -digo- si yo pensara lo que vos pensás de este gobierno, si yo admitiera que fue un acierto estratégico que tu Jefa no entregue el bastón de mando hace tres años, reclamaría como vos lo hacés que el gobierno se vaya ya… no jodamos… si el gobierno es la peste, no hay argumento legal o constitucional que lo legitime.

-Yo creo que las cosas no andan bien, pero hay una verdadera inflación de conflictos. Una conflictiva fogoneada exclusivamente en la ciudad de Buenos Aires para ganar prensa y que incluye, en el mejor de los casos, unas cincuenta o sesenta mil personas, es decir, el 0,5 por ciento de la población… y de esa minoría más de la mitad es pobre, gente extorsionada con los planes sociales.

-¿Terminaste? -pregunta José.

-No, todavía no. Estamos en manos de una claque financiada con nuestros impuestos que a la mañana hace acampes contra el hambre mientras desayunan con choripanes y hamburguesas; a la tarde, hacen acampes contra la represión que, dicho sea de paso, no existe; a la noche se juntan frente al Congreso para protestar contra el presupuesto, palabra que la inmensa mayoría de los manifestantes no sabe qué quiere decir; y cuando se hace tarde, duermen en la calle estilo campamento y a la mañana empiezan de nuevo y si el domingo los obispos peronistas arman una misa blanca, allí se anotan… un estilo de vida, una manera de estar en el mundo… pero en todos los casos, una minoría ruidosa que como los mosquitos, lo único que hacen es joder a los mortales… y mientras tanto cortan calles, tiran piedrazos… y todo para que después hablen Moyano, Baradel y algún que otro abnegado y generoso representante del pueblo y los trabajadores… pueblo que no existe… trabajadores que no trabajan.

-Vos estás cada vez más reaccionario -comenta José.

-Yo estoy como siempre… en todo caso, un poco más harto que otras veces… después no se quejen cuando llegue un Bolsonaro…

-¿Es una amenaza?

-No, qué va a ser una amenaza, es una posibilidad y una posibilidad que si se hace realidad será por culpa de ustedes… de nadie más… como en Brasil… a Bolsonaro no lo trae el Espíritu Santo, el Diablo o los militares… a Bolsonaro lo trae el PT, y lo trae con su corrupción…

-No comparto -concluye José.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *