Brasil, Brasil, Brasil…

—Propongo un brindis por la victoria de Jair Bolsonaro -exclama Marcial.

—Paso -respondo; el cura Ramón y José aprueban con un gesto.

—¿No me digan que ustedes son los que comparan a Bolsonaro con Hitler? -pregunta y acusa Marcial.

—No sé si es Hitler; pero que hace indecibles esfuerzos por parecerse, los hace -digo.

—Yo creo que es lo más parecido que hay a Hitler -dice José- confío que a diferencia de Alemania de 1933, los brasileños no permitirán que un loco se salga con la suya.

—Yo a vos no te entiendo -dice Marcial, dirigiéndose a José.

—¿Qué no entendés?

—Sos peronista y estás en contra de Bolsonaro.

—Por supuesto.

—Por supuesto, la pindonga, Bolsonaro es militar como tu jefe, se apoya en el ejército como tu jefe en 1943, tiene la adhesión de las iglesias como la tuvo tu jefe con la Iglesia Católica en 1943…

—En esa alianza no están los sindicatos -digo.

—Ya los va a tener, acordar con los sindicalistas brasileños y argentinos es siempre una cuestión de precio -responde Marcial.

—Vos le estás faltando el respeto a muchísimos sindicalistas honestos… -reprocha José.

—Sindicalistas honestos habrá abajo, en las bases, porque de los que están arriba, atornillados en sus sillones, si me nombrás tres que sean más o menos decentes, me doy por satisfecho.

—A mí, no me gusta meter a todos en la misma bolsa -dice el cura Ramón- sobre todo porque en estos temas siempre hay varias bolsas que atender.

—¿Y a Bolsonaro en qué bolsa lo mete?

—Al potro se lo conoce por el trote… habrá que verlo trotar antes de embolsarlo…

—¿No le alcanza con lo que ya vio?

—Lo que yo vi no me gusta, pero no estoy contestando por lo que yo vi, trato de contestar por lo que vieron los millones de brasileños que lo votaron.

—No se olvide, cura -dice José-, que entre esos millones están los evangelistas pentecostales, que en Brasil se están quedando con todos los creyentes.

—Quedate tranquilo que no me olvido -responde el cura Ramón-, no me olvido, pero tampoco pierdo el sueño… la Iglesia Católica hace rato que se propuso dejar de ser el opio del pueblo…

—Jamás esperé escuchar de sus labios esa frase -digo.

—Te puedo seguir sorprendiendo -responde el cura- pero retornando al tema, para nosotros la Fe y la Gracia no son supercherías o promesas de operaciones inmobiliarias en el cielo.

—Yo le voy a decir una cosa -dice Marcial- y no lo tome a mal… los pentecostales harán cosas que yo no termino de entender, pero en términos prácticos le dan soluciones a los pobres… cumplen una función parecida a la que Max Weber le otorgaba a las iglesias protestantes en la etapa de formación —Me parece que la discusión se está volviendo algo pretenciosa para un bar -comenta el cura Ramón- pero ya que me buscás la boca, desde ya te digo, para que veas que no le escapo al bulto, que la Iglesia Católica, sin dejar de ser crítica del capitalismo, en su momento lo alentó… y el ejemplo más visible es el de las ciudades italianas del Renacimiento, ciudades que crecieron y se desarrollaron en el universo simbólico y efectivo de la Iglesia Católica. Los grandes científicos, los grandes artistas, los grandes viajeros, las grandes universidades se forjaron con nosotros… así que no anden repitiendo como loros que la Iglesia Católica estuvo encerrada en las tinieblas, porque no fue así… o por lo menos no fue tan así.

—Convengamos que alguna brujita quemaron…

—Es verdad… e históricamente se probó que fue un error -responde el cura- pero ese error o como lo quieran llamar no fue la constante y, además, hay que interpretarlo en el contexto en el que estos hechos ocurrían…

—Volvamos a Brasil -digo para dar vuelta la página.

—A mí, me tiene muy preocupado esta ofensiva de la derecha en América Latina -dice José-: a Correa lo persiguen; a Maduro lo tienen sitiado; en Paraguay, en su momento, derrocaron a Lugo; en Argentina cada vez hay más hambre y más presos políticos, y ahora en Brasil, perpetraron el crimen perfecto… primero la echaron a Dilma, después lo metieron preso a Lula, el candidato ganador, y ahora a las elecciones las gana este pichón de Hitler, el hombre que iniciará el ciclo del retorno de las dictaduras en América Latina.

—Perdoname -interrumpe Marcial- pero el ciclo de las dictaduras en este desdichado continente se inició hace sesenta años en Cuba, continúa con Venezuela y es cada vez más manifiesto en Nicaragua.

—Vos no tenés arreglo -le dice José a Marcial.

—El que no tiene arreglo sos vos… me venís a presentar al malandra de Correa como un perseguido político… pedazo de ladrón y déspota… y en Brasil me venís a victimizar al sinvergüenza de Lula… y en Venezuela, lo considerás a Maduro como un modelo de estadista nacional y popular.

—Haya paz, hermanos -dice el cura y sonríe.

—Toda la paz que quieran, pero no cambiemos la bocha -responde Marcial- la gente en Brasil votó contra el PT, votó contra esos ladrones, empezando por Lula y siguiendo por toda la sarta de chorros que hubo en ese partido… yo lo siento mucho por vos José, pero el responsable de Bolsonaro es, en primer lugar, el PT.

—A Lula, de lo único que lo pudieron acusar fue por ese bendito dúplex -dice José.

—Claro, es una miseria -admite Marcial- sobre todo si lo comparamos con la Argentina… al lado de Néstor y Cristina, Lula es un modesto punga, pero… ¿sabés qué?… en un país normal un presidente pierde el poder y puede ir en cana porque se compró una tableta de chocolate con una tarjeta oficial, o usó un vuelo de avión oficial para su esposa…

—Lula -digo- fue presidente durante dos períodos en Brasil. Gobernó con apoyo popular y el apoyo de los grupos empresarios y terratenientes que estaban chochos de la vida con él. El hombre concluyó el mandato y en Davos, la cumbre mundial del capitalismo, lo premiaron… o sea que Lula en términos de ejercicio del poder no tenía por qué asustar a la derecha con la que negoció y en más de un caso hizo excelentes negocios… ningún empresario y ningún estanciero consideró que sus propiedades corrían peligro con Lula… al contrario… tampoco ningún evangelista con los que cogobernó… la cosa se complicó cuando se hizo público que para el financiamiento de las actividades políticas los muchachos robaban a cuatro manos, y en el camino, además, les empezó a gustar robar para su propio bolsillo… empezaron con el Che Guevara y terminaron con Manzano…

—A mí, por el contrario, me resulta totalmente evidente que en Brasil y en toda América Latina se ha forjado una alianza crapulosa entre el poder económico, el poder mediático y el poder judicial para atentar contra los movimientos populares…

—Cuidado con las evidencias -dice el cura Ramón- a veces son espejismos…

—Ustedes pueden decir lo que quieran -machaca Marcial- pero lo que no pueden negar es que a tus amiguitos brasileños y argentinos los agarraron choreando con las manos en la masa… en Brasil, los principales dirigentes del PT están en cana, empezaron por Dirceu, que en algún momento fue más importante que Lula en el partido. No nos engañemos… Lula está en cana por lo del dúplex porque es lo único que se le pudo probar… el dúplex en Lula es el equivalente a la evasión impositiva de Al Capone, lo mínimo, no lo máximo…

—No comparto -concluye José.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *