I

Lucas Carrasco: ¿Inocente o culpable? ¿Sádico, violador o artista alucinado y creador de nuevas estéticas? Los jueces al respecto ya han dado su palabra. También la dieron las víctimas y el propio prontuario del personaje. Si Charles Manson viviera, seguramente tendría algo que decir al respecto. En lo personal, no he necesitado para forjar una opinión de fallos judiciales o de declaraciones de testigos. Proclamo que antes que nadie, y en absoluta soledad, descubrí (hace casi dos décadas) en Lucas Carrasco el genio del arte y el derrame del placer. Reclamo con todo derecho la paternidad de la criatura. Fui el primero en percibir en la fugacidad del instante el relámpago erótico de su mirada, la caricatura húmeda y sensual de su sonrisa, la alucinación libidinosa de sus delirios, su instinto certero, infalible lanzado hacia las zonas erógenas de Venus y Dionisios. El marqués de Sade y el Chajá Ferreyra. Eros y Tanatos. Genet y el Bambino Veira ¿Acaso no fue mi mejor alumno? Como Sade y Ferreyra, Carrasco debería luchar contra las incomprensiones de su tiempo y reclamar su libertad en nombre de la majestad del arte y exigiendo los fueros irrenunciables de la estética.

II

No sé quién va a ganar las elecciones de octubre, pero lo sospecho. Hecha esta observación, añado que gane quien gane presiento que una etapa histórica de la política nacional está llegando a su fin. El pasaje de una etapa a otra no suele ser placentero, por lo general está sacudido por tropezones, contrastes, vértigos, espejismos y la esperanza de que en un lugar no muy lejano del camino se avizora el resplandor de una luz. Gane quien gane, por un tiempo ese ganador deberá hacerse cargo de los problemas heredados en un país que no crece desde 2011 y, para que no digan que no les avisé, tomar medidas no muy diferentes a las que intentó tomar el gobierno de Macri. No nos aguardan buenos tiempos, pero al menos esperemos que sean interesantes.

III

Si las causas que invocan los piqueteros para salir a la calle fueron reales, deberían estar en la calle los 365 días del año. ¿Y entonces? Que salen a la calle para atacar al gobierno, marcarle la cancha al que viene y, lo peor de todo, para disputar espacios de poder entre ellos. Como no soy candidato a nada puedo tomarme la licencia de decir cosas desagradables peor ciertas: en la Argentina el drama real es la pobreza que desde hace diez años supera los tres dígitos. El índice es gravísimo, tan grave que no necesita añadirle por sombríos motivos publicitarios y pasiones bastardas el drama del hambre. ¿Por qué se miente? Por razones políticas, por pasiones ideológicas que necesitan vivir intensamente la consigna “cuanto peor mejor” y por viveza criolla en tanto el diagnóstico de un país con hambre le facilita a los mercaderes de la pobreza y el hambre disponer de más recursos a expensas de los más débiles a los que perversamente dicen representar.

IV

Julio Nudler y Roberto Guzmán. El periodista y el funcionario que denunciaron con un artículo y un libro el saqueo perpetrado por Alberto Fernández en las compañías aseguradoras, saqueo que realizó en tiempos de Menem y Kirchner y fue debidamente protegido por el comodoro Horacio Verbitsky, quien no vaciló en atropellar todos los principios y normas que configuran la práctica de un periodismo decente. Es importante divulgar el saqueo en el que el Alberto tuvo un protagonismo destacado (ver nota de Santiago O’Donnell) porque no solo ventila un caso de corrupción, sino que además lo instala al Alberto en el lugar en que todo kirchnerista suele estar cómodo, es decir, aceitando la cleptocracia que supieron construir y disfrutar.

V

Adelanto que estoy a favor de la despenalización del aborto y he escrito y hablado bastante al respecto. Dicho esto, no deja de sorprenderme que para el compañero Papa su rol de furgón de cola del populismo sea tan ciego y consecuente que no vacila en apoyar a los candidatos del peronismo que se expresan a favor del aborto. Nos guste o no, habrá que reconocerle al kirchnerismo haber logrado algo que durante siglos no se pudo lograr: que un Papa -por razones que hasta el Espíritu Santo renunció a esclarecer- se incline a favor de los portadores de la libertad y el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo. Bienvenido compañero Pancho.

VI

Saberlo ahora para no enojarse después: el peronismo si asume el poder no va a permitir que sus ladrones sigan presos. Lealtad partidaria, lealtad militante o lealtad mafiosa. Como más les guste, pero no olviden que con fría y deliberada decisión van a proteger a sus ladrones. Empezando por la Señora candidateada a vicepresidente con doce procesos y seis pedidos de captura. Ni en los tiempos de las dictaduras bananeras los déspotas podían darse ese lujo.

VII

Napoleón Bonaparte pontificó que todo soldado lleva en su mochila el bastón de mariscal. Alberto Fernández debe de haber pensado en eso cuando Ella le regaló la candidatura a presidente. Lo que no dijo Napoleón es que ese soldado debía además criticar con ferocidad a su emperador. Semejante experimento ni a Talleyrand ni a Fouché se le hubiera ocurrido. Alberto Fernández lo hizo. Repasando las declaraciones del Alberto contra Cristina y los principales ases del kirchnerismo, mis escritos y mis opiniones contra la venerable causa K, me colocan en el pálido y anémico lugar de aliado firme de los Kirchner. Malhaya la suerte, diría tío Colacho: tanto criticar al kirchnerismo desde su primer saqueo en las lejanas estepas patagónicas, para descubrir azorado a la vuelta del camino que en realidad fui algo así como un aliado confiable de Ella y Él. Ahora, cuando ya es tarde para todo, pienso que tal vez si me hubiera animado a endurecer algo más mis críticas, si me hubiera atrevido a tener la osadía del Alberto y decir a boca de jarro lo que se me viniera en ganas, seguramente habría recibido el beneficio de ser candidateado, no sé si a presidente, pero por lo menos a gobernador, cuando no a secretario privado, algo así como un Parrilli o un Zannini de Ella.

VIII

Me parece muy bien que se rinda homenaje a las hermanas Olga y Leticia Cossettini, ejemplo de maestras y de compromiso social y humanitario. Mujeres dignas y lúcidas que realizaron contra viento y marea y, sobre todo, contra las hostilidades diarias del poder, una de las experiencias educativas más audaces y trascendentes de nuestra historia. También sería deseable -porque a las películas hay que contarlas desde el principio al fin- que se mencione al gobierno que decidió cesantearlas acusándolas de extranjerizantes. ¿Qué gobierno? No me acuerdo, pero se me ocurre que no sería difícil averiguarlo. Fue alrededor de 1950.

IX

Gerardo Romano dice que el personaje que interpreta en El Marginal -director de la cárcel- es un típico neoliberal. Pobres neoliberales, falta que los acusen de la muerte de Facundo Quiroga. Que me perdone Romano, pero su personaje me recuerda a un típico populista, tan típico que no sé cómo no salió Hugo Moyano o Aníbal Fernández a protestar o a acusar a la serie de “gorila”. Antín, el director de la cárcel que interpreta Romano, revela su filiación populista sin complejos o inhibiciones. Lo hace a través de su gestualidad plebeya, a través del carácter sórdido de sus manipulaciones, en su sombrío sentido del humor, en ese cinismo disfrazado de “cordialidad” popular, en los saberes lúmpenes sobre las pasiones más oscuras del alma, en su tendencia compulsiva al engaño y la corrupción y hasta en su manera de respirar, reír y enojarse. Pregunto a continuación: el momento cuando “extasiado” el señor Antín abraza el portafolio con dinero obtenido a través de operativos ilegales, ¿a que no adivinan a quién me recuerda?

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