«Enredado en los hilos del humo»

I

No sé si Alberto será presidente, pero si lo fuera, está claro que los compañeros sindicalistas no solo ya le marcaron la cancha sino que lo desobedecieron, por lo que Alberto sería el primer presidente elegido por el vice y el primer presidente a quien sus bases lo desobedecen antes de asumir. Escucho algunas posiciones de Alberto Fernández en abierta contradicción con lo que piensa Cristina y me viene a la memoria la frase que Augusto Timoteo Vandor empleaba para justificar sus actos: “Estar en contra de Perón para salvar a Perón”. ¿Ahora será “Estar en contra de Cristina para salvar a Cristina”? ¿Podrá ser Alberto Fernández el Adolfo Suárez de Franco? ¿O será el Nicolás Maduro de Hugo Chávez? ¿O el Miguel Ángel Díaz Canel de la familia Castro? No lo sé y toda comparación nunca es justa. Sí sé, en cambio, que más allá de cualquier interpretación el Alberto está donde está por voluntad de Cristina. Y ese “detalle” en política nunca sale gratis, siempre se paga .

II

Contemplando la ola de “liberaciones” de corruptos ordenada por jueces cobardes y desvergonzados, ¿por qué no pensar que en la Argentina ser corrupto provoca inmensos beneficios económicos y los riesgos son mínimos? Creer o reventar: robar sale barato en este bendito país. Y la conclusión es de una obviedad estremecedora: como robar sale barato, robar será la consigna práctica de los corruptos de siempre. Detalles más, detalles menos, lo asombroso no es la previsible alegría de los que recuperan la libertad, lo asombroso es la cobardía moral de jueces que ni siquiera esperan el resultado de las elecciones para empezar a lamer los zapatos de sus futuros patrones.

III

¿La Corte Suprema es peronista? Por lo pronto, Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti lo son. Convictos y confesos, diría tío Colacho. Nada personal contra ellos, pero es así. Y si me equivoco, que me lo demuestren y no tengo problemas en pedir disculpas. Mientras tanto, veamos: si la Corte Suprema suma cinco jueces y tres son peronistas, es casi obvio decir que existe una pública y manifiesta mayoría peronista, prejuicio reforzado porque los muchachos por lo general no tienen demasiados problemas en fallar en plena campaña electoral en común sintonía con el peronismo real y existente. Como diría tía Carta. “Otra vez la pelota al patio”.

IV

Cuando algunos colegas periodistas dicen que Alberto Fernández se parece más a Néstor que a Cristina, me obligan a preguntarles si con ese argumento o con esa impresión, lo están defendiendo o lo están criticando al pobre Alberto.

¿Existieron diferencias entre Néstor y Cristina? Salvo el detalle en que Néstor era varón y Cristina es mujer, no hay diferencias importantes a registrar: la misma voracidad por el poder, la misma voracidad por el dinero. ¿Existen diferencias entre Cristina y Alberto? Tal vez sí, tal vez las diferencias las estén disimulando, pero en cualquiera de los casos y en términos de gobernabilidad futura, la situación es inquietante, porque si el kirchnerismo regresa los argentinos vamos a pagar un precio altísimo por la picardía de una vicepresidente eligiendo a un candidato a presidente.

V

El empresario kirchnerista Gerardo Ferreyra, asegura que el juicio por los Cuadernos nunca va arrancar como nunca arrancó el de la AMIA. Pensamiento oficial kirchnerista de alta escuela. Impunidad para ellos y confesión insólita sobre la AMIA. Faltan algunas palabras en homenaje a la impunidad sobre el crimen del fiscal Alberto Nisman y cartón lleno. Ironías al margen, es terrible y de alguna manera siniestro, que un delincuente económico cuya exclusiva razón para estar en libertad es la concupiscencia de los jueces y los millones que dispone para pagar la fianza, se burle así de la justicia a la que no le reclama que falle a su favor, directamente le exige que nunca falle. Kirchnerismo de alta escuela.

VI

Alberto Fernández presenta a la corrupción de Cristina como una conjura de jueces felones. La intención más que criticar a los jueces es en primer lugar banalizar su condición de jefa de la cleptocracia, algo no muy diferente a lo que hicieron con Carlos Menem. En los dos casos, se trata de burlar la memoria o burlar la ley. ¿Por qué digo esto? Porque estoy tan convencido de que Cristina fue la jefa de un régimen cleptocrático, como estoy convencido de que Al Capone fue el jefe del hampa en Chicago. Si alguien cree que Al Capone fue un simple evasor de impuestos, allá él; si alguien cree que Cristina es inocente, allá ellos.

VII

Luis Novaresio entrevista a Ricardo Forster y la primera pregunta que le haría a él sería: ¿Cómo es posible hablar de igualdad, libertad, belleza, lucidez, rebeldía, coraje, honradez, sensibilidad y concluir que todos esos valores los representa Cristina, cuando hay buenos motivos para asegurar que esta señora expresa exactamente lo contrario o, en el más suave de los casos, ignora olímpicamente lo que Forster se preocupa en explicar con inspirado tono académico? Acto seguido, Forster declara que se piensa como alguien cercano a la experiencia kirchnerista. ¡Qué elegante! Porque yo hasta este momento siempre creí que era no solo un funcionario sino también un incondicional de la causa K. Su mirada acerca de la “llegada” de los K al poder se parece a la llegada del Mesías en los ortodoxos. De todos modos, el señor de Carta Abierta y funcionario del rumboso Ministerio del Pensamiento Nacional, algunas licencias se toma. Por ejemplo, criticar la sonrisa de Juliana Awada. Supone que es frívola. Dejo para Macri opinar sobre la sonrisa de su esposa, pero respecto de Forster… ¡hay que tener cara!… sobre todo cuando su líder femenina es un paradigma de frivolidad, de lugares comunes, de ostentación de supercherías.

VIII

La operación intelectual de Ricardo Forster es de una indigencia asombrosa. Consiste en mencionar una serie de valores mezclado con algo de Walter Benjamin y Jean Paul Sartre y luego atribuírselos a los Kirchner. Es tan coherente como decir creo en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo, pero soy ateo. Resulta notable, aunque no original, el recurso de vestir con los mejores atuendos intelectuales a alguien que no tiene la menor idea de cómo lucirlos. También resulta notable cómo cambia la cadencia del discurso de Forster cuando Novaresio le pregunta sobre la corrupción de Cristina. Allí el docente deviene en “hábil declarante” o en abogado “sacapresos”, mañoso en el arte de trabajar la laguna de las leyes. Algo intenta explicar a pesar de todo, pero es notable cómo el filósofo es desbordado por la alienación o desplazado por el funcionario del poder decidido no a pensar sino a justificar. Conclusión: si Ricardo Forster apoyara a Cristina por los beneficios monetarios que le reporta sería un canalla; pero si la apoya porque supone que es nuestra Rosa Luxemburgo, sería un imbécil. Supongo que no debe ser cómodo trajinar entre las posibilidades prácticas de ser un canalla o un imbécil.

IX

No lo he tratado, pero Alfredo Cornejo me resulta un político interesante, un político que se expresa con precisión, que transmite serenidad, que no rehúye compromisos, pero se hace cargo de los rigores de lo real, un político de manos limpias y uñas cortas instalado en el siglo XXI. Lo menciono porque con independencia de los resultados electorales, seguramente será uno de los dirigentes nacionales a tener en cuenta para gestionar el gobierno o ejercer la oposición.

X

En la entrevista con Beatriz Sarlo, Alberto Fernández asegura que no habrá un solo corrupto en su futuro gabinete. Le puedo creer o no, pero en todos los casos le hubiera preguntado, con los mejores modales y la mirada más cándida, qué opina de la presencia en su fórmula de la mayor presidente corrupta de la historia. Por ejemplo, cuando Alberto Fernández dice que en su gobierno no habrá ningún funcionario corrupto, mientras Cristina es su vice, creo con todo respeto que se está divirtiendo con la entrevistadora, porque es como si un candidato a presidente de Perú dijera que está en contra la corrupción mientras su vice es Fujimori. Es que toda entrevista periodísticamente honesta que se le haga a Alberto Fernández tiene que tomar como centro su relación política con Cristina. Lo demás, son juegos de palabras o palabras que las lleva el viento si en primer lugar no se toma posición con este tema que juzgo central.

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