Spoon River

Hay  un pueblo en el Medio Oeste norteamericano; en ese pueblo se levanta una colina; en la colina hay un cementerio; en el cementerio se distinguen las cruces con las lápidas; en esas lápidas hay epitafios escritos; esos epitafios son los poemas de Edgar Lee Masters en su exclusivo libro (hubo otros, absolutamente olvidables) «Antología de Spoon River», escrita en 1915 y considerada por los críticos como una obra a la altura de Walt Whitman. Son más de doscientos poemas en donde «los muertos hablan», cuentan sus desdichas, sus tragedias, sus penas y sus miserias. A veces conversan entre ellos, o, esposa y esposo  dan sus puntos de vista.  La traducción recomendable es la de Alberto Girri                                                                                                                      
 
LA COLINA
¿Dónde están Elmer, Herman, Bert, Tom y Charley,
El abúlico, el forzudo, el payaso, el borracho, el peleador?
Todos, todos están durmiendo en la colina.

Uno se fue por una fiebre,
Uno murió quemado en una mina,
Uno fue muerto en una pendencia,
Uno murió en la cárcel,
Uno se cayó de un puente trabajando para sus hijos y su mujer.
Todos, todos están durmiendo, durmiendo, durmiendo en la colina.

¿Dónde están Ella, Kate, Mag, Lizzie y Edith,
La del corazón sensible, la alma simple, la ruidosa, la orgullosa, la feliz?
Todas, todas están durmiendo en la colina.

Una murió de un parto vergonzoso,
Una de un frustrado amor,
Una a manos de un bruto en un burdel,
Una de orgullo destrozado, persiguiendo el deseo del corazón;
Una después de vivir lejos en Londres y París
Fue traída a su pequeño espacio junto a Ella, Kate y Mag.
Todas, todas están durmiendo, durmiendo, durmiendo en la colina.

¿Dónde están el tío Isaac y la tía Emily,
Y el viejo Towny Kincaid y Sevigne Houghton,
Y Major Walker que había hablado
Con venerables hombres de la revolución?
Todos, todos están durmiendo en la colina.

A ellos les trajeron hijos muertos de la guerra,
E hijas cuyas vidas estaban aplastadas,
Y sus niños sin padres, llorando;
Todos, todos están durmiendo, durmiendo, durmiendo en la colina.

¿Dónde está el viejo Fiddler Jones
Que jugó con la vida sus noventa años,
Desafiando la cellisca con el pecho desnudo,
Bebiendo, alborotando, sin pensar ni en su mujer ni en parientes,
Ni en el oro, ni en el amor, ni en el cielo?
¡He aquí! Él parlotea de los pescados fritos de hace tiempo,
De las carreras de caballos de hace tiempo en la Alameda de Clary Grove,
De lo que Abe Lincoln dijo
Una vez en Springfield.
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