«Pero hay algo que te vende…»

I

Sabemos más de la cuarentena que del coronavirus. De la cuarentena sabemos, por ejemplo, el día y la hora en que fue declarada, pero no tenemos la menor idea de cuándo se levantará. Por lo pronto, todo hace suponer que ese levantamiento será gradual, aunque no queda claro los ritmos de ese gradualismo. Y no queda claro porque en esas decisiones se mezcla el cálculo político con el diagnóstico de los expertos, algunos de los cuales -importa saberlo- invocan esa condición de expertos para disimular posiciones políticas de poder. De todos modos la pregunta que nos desvela es la siguiente: ¿Lo peor ya pasó o lo peor está por llegar? ¿ Y lo peor es el coronavirus o la catástrofe económica que se precipita?

 

II

Respecto del coronavirus, sospecho que lo más importante que se dijo en las últimas semanas lo pronunció la viceministra de Educación, Adriana Puiggrós. Según esta experta en ciencias de la educación, hija de una de las vacas sagradas de la izquierda nacional, el responsable del coronavirus es el maldito y criminal neoliberalismo y sus aliados naturales: las multinacionales y el capital financiero. “Ahora sí que me quedó claro”, exclamó tío Colacho. Gracias a las declaraciones de la señora Puiggrós nos venimos a enterar, a través de un sencillo mecanismo de asociación, que el paradigma del neoliberalismo en el mundo son los camaradas comunistas chinos, por lo cual se podría deducir que Chernobyl fue también una responsabilidad del capitalismo depredador.

 

III

Algunas dirigentes de la rama femenina han estado particularmente activas esta semana. Singular desempeño ha tenido la compañera Graciana Peñafort, directora de Asuntos Jurídicos del Senado, defensora de Amado Boudou y otros abnegados militantes de la causa nacional y popular. La señora Peñafort ha dicho muy suelta de cuerpo que la Corte Suprema de Justicia se ponga las pilas porque ha llegado la hora de decidir si los argentinos vamos a escribir la historia con sangre o con razones, porque “la vamos a escribir igual”. Qué tal Pascual. Las declaraciones las escribió en un twitt y parece que las ratificó en el diario digital que dirige el comodoro Horacio Verbitsky. La doctora Peñafort concluye sus académicas reflexiones con la siguiente y sugestiva frase: “Fijate de qué lado de la mecha te encontrás”. Frase que seguramente al comodoro Verbistsky le debe haber provocado un voluptuoso estremecimiento de placer. De todos modos, si de consignas se trata, diría que la creación verbal de la doctora Peñafort está a la altura de declaraciones que conocimos en otros tiempos: “Con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes”. “La patria dejará de ser colonia o la bandera flameará bajo sus ruinas”. “Tiemblen gorilas, Perón vuelve”. Pero a la hora de hilar fino, Peñafort y Puiggrós me recuerdan al camarada trotskista J. Posadas y su consigna a favor de la alianza de la clase trabajadora con los platos voladores. O aquella consigna que mi amigo Tito, fundador del Partido Obrero Stalinista (POS), escribió en las paredes céntricas de Santa Fe: “Cortaremos cabezas como racimos de uvas en días de vendimia”. Una desventaja por parte de Posadas y Tito: no eran viceministros de Educación o asesores jurídicos del Senado.

 

IV

El otro personaje que cobró notoriedad esta semana, fue el compañero Horacio Pietragalla. Este caballero propuso desde su oficina de Derechos Humanos beneficios carcelarios para el compañero Ricardo Jaime, mientras de callado se siguen realizando febriles diligencias para que beneficios parecidos reciban los compañeros Báez, padre e hijo. De Pietragalla y sus inspiradores e inspiradoras, podrán decirse muchas cosas, menos que no sea leal y coherente. Se trata de cumplir con una de las principales promesas electorales de campaña o, para ser más precisos, una de las principales exigencias de la causa K. Creo no revelar ningún secreto de estado si digo que el objetivo político central del kirchnerismo es la libertad de todos y cada uno de los integrantes de esa suerte de asociación ilícita que gobernó el país durante más de una década.

 

V

¿Y por España cómo anda la cosa? Leo tres o cuatro diarios españoles por día y converso con los que puedo conversar en esta cuarentena. Miro televisión y de vez en cuando escucho un programa de radio local. Estoy lo que se dice más o menos informado, y lo primero que les digo es que aquí hay “grieta” en serio, al punto que comparado con lo que pasa en España, la Argentina se parece a un convento de monjes tibetanos. A diferencia de nuestro país, el Congreso funciona, no mucho pero funciona. Y con la Justicia pasa algo parecido. También, a diferencia de nuestro país, disponen de muchos más recursos económicos y financieros. Algunos titulares de los diarios me recuerdan mucho a la Argentina. Para la oposición el gobierno es lisa y llanamente comunista y pretende arrastrar a España a ser como Venezuela, Cuba o Nicaragua. La responsabilidad de los más de veinte mil muertos de la pandemia tiene un nombre o dos: Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. La otra imputación es que se valen de la cuarentena para suprimir las libertades. ¿Parecido, no? Desde el oficialismo no se quedan atrás. Sus voceros más calificados no vacilan en acusarlos de canallas neoliberales, franquistas, conspiradores, agentes del capitalismo multinacional. Para colmo de males, en estos días, el jefe de la Guardia Civil, general José Manuel Santiago, declaró a la prensa que todo su empeño está puesto en asegurar la estabilidad del gobierno. Ardió Troya. Después llegaron las disculpas y finalmente al general Santiago se lo perdonó por su condición de analfabeto político, virtud que le impide diferenciar gobierno de estado. Convengamos que en la Argentina populista esa confusión es crónica.

 

VI

Si bien los políticos españoles se tiran con misiles, algunos de vez en cuando conversan. Inés Arrimadas de Ciudadanos y Pablo Casado del Partido Popular de vez en cuando le hacen una caída de ojos a Pedro Sánchez. Con el que no hay arreglos es con Santiago Abascal, el lobo feroz de Vox. Si para la izquierda Vox es el cuco, para la derecha el cuco es Pablo Iglesias. Según un dirigente del Partido Popular, un acuerdo con el PSOE es difícil, pero posible. Lo mismo no se puede decir de sus socios de Podemos. Pedro Sánchez en estos días reclamó un gran acuerdo para enfrentar la cuarentena y la crisis económica. Algo parecido dijo Felipe González, que no tiene ningún cargo partidario pero es Felipe. El problema es que la derecha a Felipe le cree y a Pedro Sánchez no.

 

VII

¿Y qué pasa con Pablo Iglesias? Para cierta derecha, Iglesias es lo más parecido a Mandinga, aunque no faltan conservadores habituados a platicar con el diablo, pero lo impugnan a Iglesias no por ser diablo sino por farsante. Podemos es en España lo más parecido que hay al kirchnerismo paladar negro. No soy yo el que dice esto, sino Iñigo Errejón, Pablo Iglesias y su esposa Irene Montero. Sin ir más lejos, Irene Montero declaró que admiraba a Cristina Kirchner y que guarda en su casa un retrato de Evita cuya imagen la estremece de emoción. Respecto de la casa de la pareja de Irene y Pablo, hay un prolongado culebrón político, porque después de pregonar las virtudes de la vida austera y los vicios repulsivos que practica la burguesía en sus asquerosos barrios residenciales, no se le ocurrió nada mejor que irse a vivir a esos barrios “asquerosos”. Sin decir agua va, Irene y Pablo se compraron una mansión valuada en 700.000 euros en la muy refinada zona de La Navata, rincón de opulentos burgueses del ya exquisito barrio de Galapagar. En estos días se publicaron fotos del matrimonio Iglesias disfrutando de la cuarentena en su jardín y su piscina. Como diría tío Colacho: “Si me dan una casa parecida yo también me hago de izquierda”. Conclusión: leí estas noticias, confirmé detalles, escuché los argumentos de Irene y Pablo para justificar esta inversión familiar, constaté cómo desde que se inició en la política se multiplicó la cuenta corriente personal de Irene Montero y entonces empecé a entender por qué esa afinidad electiva con el kirchnerismo y esa admiración incondicional a Cristina.

 

 

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