Martes 1 de diciembre

La Cámara de Casación declaró constitucional la figura del arrepentido. 31 arrepentidos que incluye empresarios y funcionarios de la cleptocracia K entre los que se destaca por la contundencia de sus declaraciones el contador de la familia K, Víctor Manzanares quien contó hasta las minucias de cómo funcionaba la máquina de saquear recursos organizada por el Jefe y la Jefa. El fallo de la Cámara de Casación fue la noticia del último día de noviembre. La denominada causa de los cuadernos escritos por Oscar Centeno, chofer de Roberto Baratta, goza por el momento de buena salud. Es la causa por la cual la señora Cristina es considerada jefa de una asociación ilícita y por la cual se le pidió prisión preventiva. Recordar que «el arrepentido» fue el recurso preferido del que se valió la justicia para desbaratar bandas de narcos y de trata de personas. También para poner en evidencia, entre otros «detalles» las maniobras «globalizadas» de corrupción de la empresa Odebrecht, por ejemplo, empresa en cuyas redes se encharcaron los principales dirigentes del Partido de los Trabajadores de Brasil, dirigentes que demostraron una singular capacidad de resistencia para soportar los tormentos de la dictadura militar, pero fueron excesivamente concesivos y vulnerables a las tentaciones del mítico «cañonazo de millón de dólares», como dijera un presidente norteamericano para referirse a políticos latinoamericanos siempre dispuestos a dejarse sobornar. Dicho de una manera un tanto más directa: Solo un corrupto, un narco, un mafioso, pueden estar en contra de la figura del «arrepentido». No revelo novedades si digo que en estos pagos la señora Cristina hará lo posible y lo imposible para «dormir» la multitud de causas que abrumadoramente la señalan como jefa de la cleptocracia que padecimos durante la célebre década ganada. No está sola en el empeño. Además de sus cómplices dispone del apoyo incondicional del presidente de la nación quien en este caso no vaciló en «meterse» en el Poder Judicial para decir que la figura del arrepentido es algo así como una subasta de favores. Nada nuevo bajo el sol. Al presidente hay que comprenderlo. El pacto de adhesión firmado en la Recoleta y gracias al cual es presidente, incluye, en primer lugar, asegurarle la impunidad a la jefa. ¿Cual es la diferencia entre Alberto Fernández y Oscar Parrilli? Que hasta el momento, por lo menos públicamente, no lo trató de pelotudo. Tal como se presentan los hechos, todo parece indicar que más que un socio es un subordinado. Seguramente a estas horas se someterá a otro tirón de orejas por parte de su jefa. Más la orden de hacer y deshacer todo lo que sea necesario para «limpiarle» el prontuario, como se dice en la jerga del hampa. ¿Podrán hacerlo?
Depende. Depende de ellos y de la resistencia y las reservas morales de los argentinos. Lo seguro es que no se van a quedar en el molde. En esta parada la Señora se juega su libertad y su patrimonio. La de ella y tal vez la de sus hijos y amigos. A no subestimarla. Dispone de redes visibles e invisibles para apretar y comprar conciencias. Y cuenta con el apoyo decidido del presidente de la nación Mientras tanto, por ahora maniobran para elegir a un jefe de fiscales con procedimientos a «lusonostro» para lo mismo: la impunidad a la jefa.

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