Sábado 2 de enero 2021

El 2 de enero de 1758 nació en la ciudad de Buenos Aires Juan José Paso, el abogado y el político que participó en todos los escenarios institucionales que se forjaron durante la primera década de la revolución de mayo. Una década intensa, difícil, una década marcada por el fragor de las guerras revolucionarias y las guerras civiles, una década que en más de un caso, como corresponde a todos los procesos revolucionarios, devoró a su principales protagonistas, menos a Juna José Paso.
Si Vieytes fue jabonero de la revolución y French el cartero, Paso fue el panadero, un oficio que heredó de su familia y que desempeñó hasta que se recibió de abogado. Dicho esto, hay que agregar que a partir de ese momento fue el abogado, el gran abogado de la revolución, el hombre que puso su saber jurídico a favor de la causa emancipador. Al talento de Paso corresponde el haber presentado como argumento jurídico en el debate del cabildo abierto del 22 de mayo de 1810 la figura del “gestor de negocios ajenos” o “negatorium gestor”, para justificar ante los cabildantes realistas la legalidad de la decisión que estaba dispuesta a tomar el cabildo de Buenos Aires en nombre de todas las ciudades del virreinato. Para 1810 Paso tenia 52 años. Era uno de los hombres de mayor edad de la Junta y era el hombre apreciado por su saber y sus condiciones diplomáticas como lo demostró ese mismo año viajando a Montevideo para arribar a un acuerdo con el frente de guerra realista más beligerante contra la revolución. Paso integró el Primer y el Segundo Triunvirato, participó como diputado en la Asamblea del año XIII y fue uno de los protagonistas centrales de la declaración de la independencia de 1816. En el “Poema conjetural” Borges le atribuye a Laprida ser la voz que declaró la independencia “de estas crueles provincias”. No es así. O por lo menos no es tan así. Laprida es el presidente de la sesión del 9 de julio, pero la voz que lee el acta de la declaración de la independencia es la de Paso. A la hora del balance de su itinerario político hay que decir que este, hombre elegante, de modales distinguidos, sonrisa amable que podía llegar a ser muy irónica, tonos bajos de voz propios de un político que le gusta intrigar y sobre todo decidir, desde las sombras y los segundos planos, este solterón impenitente estuvo en todas las patriadas cívicas de su tiempo. Siempre creyó en la legitimidad de la revolución y siempre fue partidario de las resoluciones pacíficas y las reformas progresivas fundadas en derecho. A los setenta años presta el último servicio a la patria gestionando los acuerdo entre Rosas y Lavalle en Cañuelas y Barracas. Murió en 1833. Y el orador que despidió sus restos en el cementerio fue Vicente López y Planes.

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