De Pfizer a Venezuela

 

I

Dos o tres certezas nos acompañan respecto de la relación del gobierno peronista con el laboratorio Pfizer. Los argentinos fuimos junto con Estados Unidos, Brasil, Alemania y Turquía los países favorecidos para recibir estas vacunas. ¿Por qué? Por haber permitido que se realicen en nuestro territorio pruebas clínicas con voluntarios. Por esta colaboración nos correspondían para principios de año catorce millones de vacunas. La otra certeza, la más concluyente, es que esas vacunas no llegaron. Y sobre esa ausencia el gobierno no ha dado explicaciones satisfactorias, salvo que se considere «explicación satisfactoria» las supuestas exigencias «inaceptables» del laboratorio. Exigencias que parecería que no le hicieron a otros países porque, si le vamos a creer a la señora Cecilia Moreau, esos países se arrodillaron a la pretensión del laboratorio multinacional, mientras que nosotros mantuvimos la dignidad nacional y no entregamos nuestro patrimonio. Sin vacunas pero dignos. ¿Es creíble esa explicación? ¿Que Pfizer quiera quedarse con los hielos continentales o, por qué no, con las cataratas de Iguazú? Con todo respeto, no les creo. Y creo que ni ellos creen en esos embustes. Me parece mentiroso y un insulto a nuestra inteligencia. Por supuesto, esta decisión no nos sale gratis. Si nos ejercitamos especulando acerca de lo que no pasó o de lo que habría pasado si las catorce millones de vacunas hubiesen llegado a la Argentina, hay razones para suponer que alrededor de quince mil personas no hubieran perdido la vida. Esto es también una certeza. Una certeza que no sé si al gobierno peronista le importa tener en cuenta.

 

II

La otra especulación es acerca de las maniobras destinadas a obtener un «retorno» como denunciara Patricia Bullrich. Conociendo el paño no es una especulación disparatada. En este tema hay muchos millones de dólares en juego y la historia y la vida nos han enseñado que cuando estas «razones de peso» intervienen siempre hay funcionarios y empresarios «cínicos y metálicos» decididos a enriquecerse con la tragedia humana. Es probable que no quieran matar a nadie. Por lo general son gente pacífica, piadosa que solo ambicionan dólares con la coartada moral de que no es que están en contra de que los argentinos se vacunen sino que lo que quieren es que se vacunen con una y no con otra. Nada más y nada menos. Nada prohibido por la ley. Las cosas se organizan para que un laboratorio sea preferido a otro. Y si algunos resortes de poder del gobierno nos ayuda, mucho mejor. Después de todo, si estamos dispuestos a jurar que con Skanska no pasó nada, y que Lázaro Báez es apenas un prolijo cajero de un banco y que el fiscal Nisman es un suicida agobiado por los remordimientos, y que los cuadernos de Centeno en los que se verifica minuciosamente los repartos de bolsas y bolsones son producto de una fantasía afiebrada, muy bien podemos realizar algunas gestiones discretas para beneficiarnos con alguna que otra vacuna.

 

III

Las informaciones en estos temas son siempre incompletas. Las reuniones con los laboratorios y sus operadores son reservadas, se desarrollan en una deliberada penumbra. Pero algunos datos siempre se filtran, algunas gestiones son imposibles de ocultar, algunas relaciones celebradas en las alturas del poder son inevitablemente visibles, algunos datos no sé si brindan certezas pero habilitan sospechas. Vamos a algunos ejemplos: Hugo Sigman, empresario y posible aportante económico a la campaña electoral peronista. Sigman y sus relaciones con AstraZeneca. ¿Es verdad que Sigman a través de su empresa Elia del grupo Insud y la fundación Huésped, propiedad del denominado «Grupo Cahn», exacto, el de Pedro Cahn y su hija Florentina, representan a la vacuna Sinopharm? ¿Es verdad que la ministra Vizzotti integra esta fundación, la Fundación Huésped? ¿Es verdad que el acuerdo con las vacunas chinas se aceleró después de la designación de Sabino Vaca Narvaja como embajador de China? No afirmo, pregunto.

 

IV

Ya disponemos de algunos datos sobre las relaciones con AstraZeneca y Sinopharm. A partir de octubre de 2020, Cristina acelera los acuerdos con Rusia y la vacuna Sputnik, transformada en la otra estrella sanitaria. Continuemos transitando este terreno resbaladizo. Si Hugo Sigman con los Cahn serían los operadores de AstraZeneca, Marcelo Figueras sería el operador local de Sputnik. Hay otro nombre dando vueltas: Marcela de Dios, ex nuera de Julio de Vido. Ningún juicio de valor acerca de los vínculos familiares, pero no está de más saberlo. Todas las personas nombradas hasta este momento son parientes, socios, amigos y, por lo general, kirchneristas probados. ¿Casualidad o causalidad? Vaya uno a saberlo. Lo que sí sé, es que todos los intereses y todas las fichas estaban puestas para privilegiar a Sinopharm, Sputnik y AstraZeneca. En ese juego de poder y dinero Pfizer pareciera no ser prioritaria. En términos descarnados de números Pfizer no era negocio. Y no era negocio a pesar de ser la primera vacuna en ser aprobada, a pesar de que tuvimos prioridad para recibirla y a pesar de que era evidente que se venía una segunda ola. Pfizer no era negocio para algunos operadores, pero está visto que era «negocio» para la salud de los argentinos. Se ve que no todos entendieron lo mismo. Pfizer por su parte no se iba a cortar las venas porque a los argentinos se nos ocurra despreciar su vacuna. Conclusión: nos quedamos sin vacunas en el momento más difícil.

 

V

Atendiendo a estos indicios, queda claro que si hubo o no coima es casi un tema menor. En principio, no creo que a Pfizer lo puedan coimear como se podría coimear a algunos de los empresarios y operadores que Centeno menciona en su cuaderno. Aquí el operativo es más sutil. Funcionarios y operadores con cara de póker juegan sus cartas. Para esos funcionaros Pfizer nunca fue la carta ganadora. Las fichas estaban puestas en otro lado. Como diría Quevedo, «Poderoso caballero es don, don, don, don Dinero». Todas estas dudas, suspicacias, recelos se superarían si el gobierno diera una explicación satisfactoria. Esa explicación satisfactoria, es decir, que a Pfizer no se la rechazó por una miserable especulación económica, no llegó. A esa explicación la estamos esperando. Todavía no llegó, pero no perdemos la esperanza.

 

VI

En estos días se conoció que la cancillería argentina decidió retirar la acusación ante la Corte Penal Internacional de La Haya. La imputación a la narcodictadura venezolana es de haber cometido crímenes de lesa humanidad. El fundamento principal es el informe de Michelle Bachelet en su condición de Alta Comisionada para los Derechos Humanos. Los testimonios, los datos y las conclusiones son abrumadoras. Torturas, desaparecidos muertos, violaciones. Bachelet dispone de autoridad política y moral para denunciar este verdadero escándalo contra la condición humana. Socialista, perseguida por la dictadura militar de Pinochet, quien entre otros detalles asesinó a su padre, sabe por sensibilidad, experiencia y lucidez cuando está ante una dictadura, entre otras cosas porque la padeció. A decir verdad, la posición del actual gobierno peronista no me sorprendió. Sus principales dirigentes nunca disimularon sus simpatías con la narcodictadura, simpatía que en algunos casos es ideológica y en otros, se reduce a la más desvergonzada complicidad en negocios. ¿O acaso alguien va a creer que ciertos tiburones K se juegan por Venezuela porque suponen que allí se esta forjando el mundo feliz y el hombre nuevo? ¿Se acuerdan de Antonini Wilson y la valija con 800.000 dólares? ¿Se acuerdan de Claudio Uberti y la embajada paralela en Venezuela dedicada a hacer buenos negocios? Lo cierto es que por un motivo o por otro, la Argentina decidió desentenderse de las torturas, los desparecidos y de los crímenes de lesa humanidad. Pareciera que para los K hay torturados buenos y torturados malos, desaparecidos buenos y desaparecidos malos, asesinados buenos y asesinados malos, mujeres violadas buenas y mujeres violadas malas. Una manera singular o una manera tuerta de entender los derechos humanos. De todos modos, por más que Argentina se retire, los juicios contra la narco dictadura van a continuar ¿Y entonces? Entonces, que asistimos a una prueba de amor del gobierno argentino a la narcodictadura. El actual gobierno peronista le probó a los narcos venezolanos en el poder que los ama, amor incondicional, amor de rodillas, amor arrebatado y tropical. Amor al fin.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *