¿La democracia Argentina, ¿es de todos o de una facción?

 

I
Si alguna vez se supuso o se sostuvo que la democracia recuperada en 1983 era una gesta de todos los argentinos, el peronismo se propuso para este 10 de diciembre explicarnos que la democracia es un exclusivo privilegio de ellos, la democracia concebida como una facción partidaria a la que todos los argentinos deberían adherir so pena de ser considerados enemigos de la patria. Con la discreción verbal que lo distingue, el señor Máximo Kirchner ha convocado a sus leales seguidores a asistir con el objetivo de «reventar» la plaza, un énfasis que deja abierta la posibilidad de que por ese camino más que reventar la plaza lo que logren sea reventar la democracia, la democracia entendida como Estado de Derecho, pluralismo político, división de poderes y libertades. Con la convocatoria a este acto se confirma una vez más, por si a alguien le quedaba alguna duda, que en el peronismo la tentación de confundir partido con Estado, no es un prejuicio de sus opositores sino una de sus verdades centrales que cada vez que se les presenta la ocasión se ocupan de actualizar. El acto celebrado en el espacio simbólico de la Nación excluye a la oposición, a sus dirigentes e incluso a cualquier atisbo histórico de una lectura que contradiga o disienta con la historia oficial del populismo criollo. Desde «al enemigo ni justicia» pasando por el «vamos por todo», a esta kermesse populista se extiende una línea de conducta y una concepción de la política que, más allá de las simpatías o antipatías que nos pueda causar, no por ello deja de ser de una rigurosa coherencia.

 

II
En menos de seis meses el gobierno convoca a su tercera marcha, dos de ellas con una diferencia de menos de dos semanas, sin que la derrota electoral del 14 de noviembre pareciera haberlos afligido, aunque no deja de ser interesante la hipótesis que plantea que precisamente fueron estas derrotas electorales las que prepararon las condiciones para estos jolgorios, en tanto para la sensibilidad populista el espacio simbólico real de la democracia es la plaza como encarnación del pueblo, una plaza que pretendería presentarse como alternativa a las urnas, pero también una plaza que se transforma en territorio de disputa entre las diversas facciones populistas. Habría que señalar a continuación, que los alrededor de 150 millones de pesos que se gastarán para esta jarana no salen de los bolsillos de los militantes peronistas, mucho menos de sus dirigentes, sino de los contribuyentes, motivo por el cual está permitido arribar a la melancólica conclusión de que a la fiesta la disfrutan los peronistas, pero sus costos los pagamos todos los argentinos.

 

III
Para disipar cualquier duda acerca del tono y contenido de la jarana decembrista, harán uso de la palabra los compañeros Cristina y Alberto, más el aporte verbal del compañero Lula, como para mejorar nuestras relaciones con Brasil. Lula, como se recordará, fue dos veces presidente de Brasil y luego fue juzgado -él y sus principales colaboradores- por actos de corrupción, motivo por el cual -por delitos mucho menores a los que se le imputan a Cristina- pasó una temporada en la cárcel. En honor a la verdad, hay que decir que las gestiones presidenciales de Lula fueron mucho más transformadoras que la de los Kirchner, del mismo modo que la trayectoria política y sindical de Lula es genuina, virtud difícil, por no decir imposible, de reconocer a Néstor y Cristina, quienes jamás estuvieron preocupados por otra cosa que no sea su exclusivo beneficio y sus exclusivos cálculos de poder. Sobre la trayectoria política de Lula se podrá o no estar de acuerdo, pero no se puede desconocer su consistencia desplegada a lo largo de varias décadas. Lo mismo no se puede decir de los Kirchner. Al momento de escribir esta nota, no queda claro si el presidente de Uruguay, José Mujica, participará en el acto y si hará uso de la palabra, pero más allá de lo que se decida, lo que resulta evidente es que las simpatías K están más con Lula que con Mujica, tal vez porque se sientan más solidarios con el político que estuvo entre rejas por corrupto, o tal vez porque la estricta austeridad de Mujica les moleste o los inquiete.

 

IV
Las festejos contarán con sus encendidas arengas y jaculatorias contra el FMI, el neoliberalismo, Macri, los jueces del lawfare y los medios y periodistas hegemónicos, todo animado por sus ruidosas murgas y bandas muy bien pagas. Digamos que los asistentes a la plaza, pero también los que no van pero se informarán sobre lo sucedido, no escucharán nada que ya no sepan. A la hora de la reiteración de lugares comunes o de verdades que nadie desconoce, convengamos que los pergaminos democráticos del peronismo no solo son dudosos porque transforman a una fecha patria en un acto partidario, sino que también lo son en tanto en 1983 no han sido los que con más entusiasmo bregaron por la democracia y mucho menos los que con más convicción defendieron la causa de los derechos humanos. Y al respecto basta recordar sus posiciones a favor de la amnistía a los militares violadores de derechos humanos y responsables del terrorismo de Estado, como su desprecio a la constitución de la Conadep y su informe -al cual no vacilaron en falsificar años después-, como su helada indiferencia a los juicios a las Juntas de comandantes tal vez porque muchos de sus dirigentes aún eran prisioneros voluntarios de aquel pacto sindical-militar que con tanta precisión denunciara Alfonsín en abril de 1983.

 

V
Uno de los tópicos más insistentes del populismo es su crítica al enunciado de Alfonsín acerca de los «dos demonios», una metáfora controvertida que debe entenderse en las condiciones políticas en las que se dijo, sin desconocer que quien la elaboró no solo se ganó la ojeriza del populismo y cierta izquierda, sino el repudio de la derecha militar y autoritaria. Importa tener presente desde dónde habla quien habla, importa saber, por ejemplo, que en 1975 Alfonsín funda con otros dirigentes la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, mientras que para la misma época Luder y sus colaboradores hablaban desde el poder de exterminar subversivos y «fumigarlos como ratas», como enunciara con delicadeza florentina un dirigente sindical peronista. No olvidar, también, que el creador de la metáfora de los dos demonios, fue quien decidió iniciar el juicio a las Juntas Militares, un acto cuya audacia republicana no tiene precedente histórico en el mundo contemporáneo, sobre todo porque a la hora de iniciarlo los militares disponían de poder y enfrentarlos era una tarea un tanto más arriesgada que ordenar a un pusilánime que se suba a un banquito y baje un cuadro. No es el rechazo a los horrores a la dictadura militar lo que divide a la mayoría de los argentinos; lo que los divide en este tema es si la crítica a la dictadura incluye la reivindicación de las denominadas organizaciones subversivas o si, por el contrario, la crítica a la dictadura incluye también -y más allá de las diversas responsabilidades- la crítica a quienes se levantaron en armas en un estado de derecho y se atribuyeron el don de decidir quiénes merecen vivir y quiénes no. Es que, les guste o no a la fauna de autoritarios de diverso pelaje, o los derechos humanos incluyen la defensa del derecho a la vida para todos más allá de su fe, su raza o su creencia política, o son una farsa y una infame manipulación

 

VI
Para concluir, y sin ánimo de ser aguafiestas, preguntaría a los organizadores y a sus festejantes, qué es lo que hay que festejar en esta Argentina con una cifra pavorosa de pobres y con más de 117.000 muertos producto de una pandemia mal administrada, gestionada con visibles actos de corrupción y en la que los empinados dirigentes oficialistas no se privaron de disfrutar de los más refinados privilegios. En una Argentina de luto, con un presente agobiante y un futuro acechado por las presunciones más sombrías, hay buenos motivos para suponer que no hay causas, ni motivos, ni razones para tanta fiesta, sobre todo cuando el jolgorio más que unir divide, además de violentar la legitimidad democrática y falsificar el pasado.

 

Noticia de: El Litoral (www.ellitoral.com) [Link:https://www.ellitoral.com/index.php/id_um/332480-la-democracia-de-los-argentinos-es-de-todos-o-de-una-faccion-cronica-politica-opinion-cronica-politica.html]

 

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