PATRICIA Y EMILIO

NOVENTA Y CINCO

-¿No lo extrañás a Dalton, Patricia?

-Si Emilio, a vos no te puedo mentir. A veces lo extraño, a veces entro al bar y me parece que lo voy a ver en la mesa que da contra la ventana leyendo el diario o conversando con sus amigos. A veces creo que nos vamos a encontrar en el aula Alberdi para una de tus funciones de cine y después nos vamos a ir a tomar unos vinos a algunos de los bares de la vuelta.

-Bueno, lo del cine por ahora no se va a dar…no hay mal que por bien no venga…

-¿Se suspendieron las funciones de cine?

-Y si…claro…después de lo que pasó…

-¿Para siempre?

-No sé si para siempre, pero por lo menos hasta el año que viene. Y siempre y cuando ganemos las elecciones.

-¿Ganemos?

-Y si claro, yo apoyo al Partido Reformista…y ahora más que nunca…

-Yo no sé qué voy a hacer

-¿Cómo qué no sabés lo que vas a hacer?

-Ninguna de las dos listas me gusta…en realidad la política no me gusta…

-A mí tampoco me gusta demasiado, pero no da lo mismo una cosa que otra…

-Algo parecido me decía ayer Marcoli…pero no sé…a lo mejor los vote…no es lo que más me gusta hacer…

-Cuando te pones anarquista sos encantadora.

-No es mi objetivo te adelanto.

-Te lo digo en broma.

-Vos Emilio me lo podés decir como quieras. Pero vos, nadie más.

-Pero dejemos de hablar de temas aburridos y contame un poco lo de Marcoli…¿estuviste tomando un café con él?

-Si…tomamos un café…

-¿No me digas que no es un tipo interesante?

-No empecemos Emilio.

-Te conozco mascarita…vos no tomas café con un tipo que no te resulte interesante.

-Está bien, es interesante…¿y con eso qué?

-Esa es una pregunta que la tenés que contestar vos.

-Por ahora prefiero no andar haciéndome tantas preguntas. Hombres lejos…

-Ese es un cuento que ni vos te lo creés…Patricia ¿qué vamos a hacer nosotros sin los hombres?

-Yo no dije para siempre, dije por ahora.

-Por ahora Marcoli es un muchacho que me gusta para vos.

-Ya está la Celestina haciendo de las suyas. No te tomés tanto trabajo, cuando yo lo decida vos vas a ser el primero en enterarte.

-¿Tan segura está la princesa?

-En algunas cosas las mujeres estamos muy seguras, en algunas, en otras…¿para qué te lo voy a contar?…pero háblame un poco de tus cosas.

-No hay mucho para contar.

-Ahora no te hagás vos el interesante.

-Ya te conté lo de Víctor.

-Sí, que se pelearon.

-Bueno, ahora hay otro.

-Pero qué buena noticia.

-No, no es tan buena porque él no sabe que yo estoy enamorado.

-Tiempo al tiempo…contame cómo es.

-Es estudiante, estudia en esta facultad.

-¿Lo conozco?.

-No creo. Viene poco por acá. Trabaja en el Comedor Universitario y vende libros.

-Y me imagino que ya estarás tratando de ayudarlo.

-Si…claro.. se me parte el alma. Su familia es de Misiones y hace más de un año que no la ve…son muy pobres.

-¿Y cómo lo estás ayudando?

-Hable con un abogado amigo para que lo contrate en el estudio. Es muy capaz y es muy buen tipo.

-¿Y qué pasó?

-A lo mejor lo convoquen…¡lo bien que le vendría!

-Emilio…¿y él qué piensa de vos?

-Yo creo que me quiere…pero no sé, a veces me parece que le gusto…vos sabés que esto es siempre muy difícil.

-Presentámelo alguna vez así salimos los tres.

-No sé…es un tipo interesante…sensible, se interesa por lo que pasa a su alrededor, pero le cuesta mucho meterse en el mundo universitario…su familia viene bien de abajo y se nota…

-¿Es lindo?

-Es muy buen mozo. Morocho, alto, ojos castaños. Es muy tímido, pero tiene pinta de guapo…de guapo bueno. No te des vuelta Patricia, pero nuestro amigo Marcoli acaba de entrar al bar.

-Que querés, ¿que me ponga colorada o que salga a su encuentro y caiga rendida en sus brazos?

-Pagaría por verlo.

-Por ahora te vas a quedar con las ganas.

-Tranquila que creo que no te vio; además está con los muchachos de su agrupación.

-¿Querés que te diga una cosa? Cuando está solo, cuando estamos solos conversando de cosas…qué se yo…de la vida, de una película, un libro, es mucho más encantador que cuando se pone en dirigente estudiantil y se cree un líder carismático.

-Los políticos son así.

-Pero yo no soy así. Y no quiero conmigo a un tipo que de lo único que me hable sea de las próximas elecciones o cosas por el estilo.

-Cualquiera que te escuche pensaría que sos una señora gorda conservadora y paqueta.

-Creo no tener nada que ver con esa imagen. Pero te soy clara: la política burguesa no me interesa…si en algo creo es en la revolución.

-Si tú revolución no me ayuda a bailar y a reír no me importa.

-¿Quién dijo eso?

.No sé quién lo dijo, pero está lindo, ¿no?

-Puede ser, pero me parece que para que todos bailen y rían será necesario que algunos que siempre la pasaron bien lloren, se asusten o se espanten.

-Patricia por Dios.

-Por Dios nada. O la política sirve para la revolución o no me interessa.

-Está bien…está bien no te enojés…leche hervida…

-¿Marcoli sigue en el bar?

-Si claro, está sentado cerca de la puerta y a la derecha. Mira para acá y seguramente ya te vio.

-Espero que no se le ocurra invitarme a la mesa.

-No seas tan loca. ¿Qué tiene de malo invitarte a compartir la mesa? Son compañeros, no son facinerosos. Además, al lado de Marcoli hay un  chico que es un bombón.

-No me gustan los bombones.

-No te muevas, no hagás ningún gesto, no te des vuelta, pero el susodicho se acaba de parar y viene para acá…y este es el momento en que yo me levanto y me voy.

-Si lo hacés te mato.

-Está bien, prometo quedarme cinco minutos, a lo sumo seis.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *